martes, 14 de noviembre de 2017

ROBIN Y MARC


ROBÍN Y MARC


Había una vez un caballero muy rico que tenía dos hijos que se llamaban Robín y Marc.

Esta familia pensaba que siendo tan ricos debían hacer la vida mas fácil a personas que vivieran en condiciones de mucha pobreza.

Un día el caballero llamo a sus hijos y les dijo: hijos mios, tenemos que empezar a repartir parte de lo que tenemos para que los pobres tengan comida y puedan tener sus casas calientes, pronto empezarán las nevadas y con nuestra ayuda pasarán mejor el invierno.

Pero padre, dijo Robín, tenemos que saber quien lo necesita de verdad.

Marc le contestó...mira, lo haremos así, nos vestiremos de leñadores, nos adentraremos en el bosque y veremos que nos encontramos.

Y así comenzaron su aventura.

Después de caminar horas y horas vieron en lo alto del camino una hermosa casa y Marc le dijo a Robín....vamos a ver si los dueños nos dejan descansar en su casa...y llamaron a la puerta....toc, toc, esperaron y como no abrían volvieron a insistir...toc, toc, toc, y cuando ya se iban a ir, abrió la puerta un hombre con cara de estar enfadado y les dijo: ¡¡qué es lo que queréis!!

Robín y Marc respondieron...perdone buen hombre, llevamos andando muchas horas, se está haciendo de noche y hace mucho frío...¿nos podría dejar pasar la noche y mañana seguiremos nuestro camino?....

Y el dueño de la casa contestó...¿Comooo?, ni hablar, en mi casa no dejo entrar a nadie, así que ¡¡adios!!

Les cerro la puerta y los dejo sin poder reaccionar.

Que mala persona, dijo Robín, aunque lo necesitase no le ayudariamos jamas, no se lo merece.

Cuando llego la noche se cobijaron en el bosque acurrucados a los pies de un árbol.

Se hizo de día y empezaron a caminar a ver si encontraban a mejores personas.

Al lado de un río había una cabaña que tenía una chimenea echando humo....mira Robín, dijo Marc, vamos a llamar a la puerta...toc, toc, todavía no habían terminado de llamar cuando les abrió la puerta una anciana y les dijo... hola jóvenes, ¿os habéis perdido?...no señora...contestaron, hemos llamado porque estamos cansados, tenemos frío y no hemos comido...pasad, pasad, dijo la anciana...nos repartiremos un plato de sopa caliente  para cada uno, no es muy sabrosa porque somos muy pobres y no puedo ofreceros nada mas, pero por lo menos dormiréis aquí y no pasaréis frío.

Gracias señora, pero...¿usted vive aquí sola?....no, no, les contestó....conmigo viven mi hijo y mi nieto pero han ido a buscar alguna medicina para nuestra vaca, está enferma y no da leche...que pena, dijeron los hermanos, y ¿cuando volverán?...pronto, dijo la anciana...ya hace tres días que partieron y espero que no tarden, no se si la vaca aguantará.

Robín preocupado le preguntó...¿podemos verla?...claro que si...contestó la anciana..venid, está en el cobertizo...
entraron y vieron a la vaquita, estaba triste y acurrucada, se acercaron, empezaron a acariciarla y Robín saco de su mochila un jarabe que les había dado su padre por si se ponían enfermos, lo había preparado su médico.



Se lo dieron a la vaquita y se quedaron dormidos dándole calor y lo mas importante, cuando despertaron vieron a la vaquita que estaba de pié y haciendo muuu, muuu, quería salir del cobertizo para andar y comer hierba.

Al poco volvieron el hijo y el nieto de la anciana, vieron a la vaquita y se pusieron muy contentos viendo que ya no estaba malita y dieron las gracias a los hermanos.

Robín y Marc se despidieron de ellos y de la anciana y dijeron que volverían muy pronto.

Siguieron muy contentos su camino y después de muchas horas llegaron a una aldea, todos sus habitantes estaban sentados en la hierba llorando, una fuerte tormenta con muchos rayos les había dejado sin sus casas.

Robín y Marc les preguntaron...¿como podemos ayudaros?...
no podéis, pero muchas gracias, contestaron...nos hemos quedado sin nada pero si necesitáis algo, lo que queda lo podemos repartir.

Muchas gracias por ser tan buenas personas, esto es lo que buscábamos mi hermano y yo, dijo Robín, pronto tendréis vuestra recompensa.

Mientras Robín se quedaba para ayudar en lo que pudiese, Marc y un joven de la aldea emprendieron camino hacia casa de estos dos hermanos.

El padre organizó un puñado de trabajadores y cargados con herramientas y animales salieron hacia la aldea.

Pasaron por la casa del hombre que no quiso ayudarles y les preguntó: ¿donde vais?, y Marc contestó...a hacerle la vida mas fácil y feliz a una personas que fueron bondadosas con nosotros cuando lo necesitamos.

El hombre agacho la cabeza y se metió en su casa.....¿qué creéis que pensaría?

Siguieron y llegaron a la casa de la anciana y se puso muy contenta...¿qué hacéis?, preguntó, ¿a donde vais?

Marc la abrazó y le dijo....si os venís a vivir a una nueva aldea tendréis vecinos y una casa.

El hijo de la anciana dijo...claro que si, pero nosotros no tenemos dinero...no hace falta, contestó Marc....es vuestra recompensa por ser la buenos y generosos. Se unieron los tres y la vaquita camino a una vida mas feliz.

Todo salió perfecto, construyeron las casas y recibieron animales.

Marc y Robín, en el tiempo que estuvieron allí conocieron a dos guapas muchachas y se quedaron a vivir en la aldea,y siempre fueron felices y ya nadie pasó ni hambre ni frío nunca mas.

Cuando uno es buena persona siempre llega la recompensa y como siempre digo, colorín colorado este cuento se ha acabado.



 







 


 

lunes, 24 de abril de 2017

EVA LA PASTORCITA



UNA PASTORCITA LLAMADA EVA

Había una vez un pueblecito pequeñito entre las montañas.

No tenía muchos habitantes pero los que allí vivían, la mayor parte eran pastorcillos y pastorcitas que cuidaban de sus ovejitas entre grandes valles cubiertos por una alfombra de pasto verde donde las ovejitas comían y corrían.

Este cuento nos enseña como una pastorcita cuidaba de su rebaño de ovejitas, les cantaba canciones y todas la seguían sin perderla de vista.

Había una ovejita que era su preferida y se llamaba Boleta, pero un día notó que la ovejita estaba muy triste, no corría y no se movía cuanto apenas.

Una mañana la pastorcilla se metió en el corral como todos los días a darle los buenos días a las ovejitas....¡Boleta...Boleta!....¿donde estás?, miró a su alrededor y en un rinconcito estaba Boleta.

¡Oh mi ovejita preciosa!...¿que te pasa?...pero la ovejita no se movía.

Entonces la pastorcita llamó corriendo al veterinario el cual después de mirarla le dijo....no pasa nada, habrá comido alguna hierba que no buena y le duele la barriguita.

A los dos días Boleta ya jugaba y corría detrás de su amiguita la pastorcita...la felicidad volvió.

Por eso, cuando vayáis de excursión o a la montaña, no tenéis que meteros nada en la boca y siempre lavaros las manos.

Y colorin, colorado este cuento se ha acabado, y espero que os haya gustado la pastorcita que se llamaba Eva. 


domingo, 26 de marzo de 2017

OTRA AVENTURA DE CUQUETA



                             OTRA AVENTURA DE CUQUETA



Esta historia de la ratita Cuqueta empieza cuando un día salió de su casita para ir a dar un paseo por la calle, siempre llevaba mucho cuidado, mirando antes de cruzar porque pasaban muchos coches.

Al rato vio que había mucha gente en una puerta muy grande y Cuqueta se preguntó....¿que pasará?....¿por qué
habrá tanta gente?

Bufff, no se lo podía creer...¿sabéis quien estaba allí?..pues estaba  ¡¡¡ni mas ni menos que BATMAN!!!

Cuqueta estaba emocionada, y pensaba...cuando se lo cuente a mis amiguitos no se lo van a creer.

Cuando la gente se marcho,  Batman oyó una voz que le decía...hola, soy Cuqueta y tenía muchas ganas de conocerte, pero tengo mucha pena porque mis amiguitos no se lo van a creer.

Y ¿sabéis que?, Batman le dijo...Yo te llevaré volando con tus amiguitos y ya verás como así te creen.

Peques, no podéis imaginar lo contenta que se puso Cuqueta, Batman la llevo volando y sus amiguitos los ratoncitos se quedaron con la boca abierta...gracias, muchas gracias Batman, somos muy felices, y el superheroe contestó...siempre me acordaré de vosotros y especialmente de ti Cuqueta y de Neizan.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado. 



viernes, 10 de febrero de 2017





¡Hola!
 ¿Que tal estáis?

Como veréis ya estoy otra vez aqui, dispuesta a haceros pasar un ratiro agradable y feliz leyendo otro de mis cuentos.

EL SUEÑO DE CAROLINA




                 EL SUEÑO DE CAROLINA

En este cuento vereis una jovencita que sueña como le gustaría hacer hermosos vestidos para las damas de la alta sociedad con la esperanza de que, algún día, las bellas jóvenes de la ciudad llevaran vestidos diseñados por ella.

La mama de Carolina trabajaba de costurera en una tienda de moda muy famosa y que tenía la mejor clientela de la ciudad, hacían unos vestidos que realzaban la belleza de las damas que los llevaban, y no había nadie que los pudiera igualar.

La dueña de la tienda confiaba mucho en su costurera porque ella diseñaba los vestidos y la mama de Carolina los cosía, formaban un equipo inigualable.

La ilusión de Carolina empezó cuando ya de pequeñita su mamá le llevaba los retales que sobraban al hacer los vestidos, y ella hacia vestidos para sus muñecas.

Carolina con el transcurso de los años se convirtió en una joven preciosa y siguiendo con su afición, uniendo los retales se hacia vestidos que no se atrevía a ponérselos por si su mama o la señora de la tienda se enfadaban con ella.

Un día, preparando una fiesta  para presentar los últimos vestidos, la mamá de Carolina preguntó a su jefa si podía invitar a su hija porque le hacía mucha ilusión, y si podía llevar un vestido diseñado y cosido por ella...¡claro que si!..
que venga, contestó su jefa.

Cuando la mama le dijo a Carolina que estaba invitada a la fiesta no se lo podía creer y pregunto...¿pero mamá, podré llevar uno de mis vestidos?...claro que si, contestó su mamá...yo confío mucho en ti y se que no me defraudarás.

Pues bien, llegó el día, Carolina salio de casa y ni su mamá la había visto porque estaba ayudando en los preparativos de la fiesta.

Todo estaba ya preparado, los invitados empezaron a llegar, la dueña de la tienda junto con su hijo estaban en la puerta recibiendo a los invitados.

Cuando llego Carolina y se quito la capa que cubría su vestido el asombro de todos los invitados fue increíble, todos se quedaron sin habla, estaba preciosa y llevaba un vestido diseñado por ella...parecía una princesa.

El hijo de la dueña de la tienda pregunto a su madre...¿mamá, quien es esa belleza? es preciosa y que vestido mas bonito lleva...quiero conocerla.

La mamá de Carolina se acercó y le dijo...pero hija ¡que guapa estás!, ¡que vestido!, como has podido tenerlo en secreto, estoy muy orgullosa de ti; y ahora vamos que vas a conocer a mi jefa y a su hijo.

Se acercaron y cuando se cruzaron las miradas de Carolina y de Leo, que así se llamaba el hijo de la dueña, no podían dejar de mirarse, fue increíble, se la presentaron y se pasaron la tarde hablando.

La mamá de Carolina no salía de su asombro cuando su jefa le dijo...Como no me la habías presentado antes, es una belleza y el traje que lleva es una maravilla, quiero que mañana venga a la tienda que quiero hablar con ella, y dile que me traiga todos sus diseños.

La fiesta acabó, Leo acompaño a Carolina a su casa y cuando se despidieron le pregunto si podía volver a verla, a lo que Carolina contestó...¡claro que si!

Cuando su mamá llegó a casa le dijo...Carolina ¡que noticia tengo para ti!....dime mamá ¿que pasa?...mi jefa quiere verte mañana en la tienda y quiere que le lleves todos tus diseños....¿como? que alegría mamá, iré sin falta. Esa noche no pudo dormir, había conocido a Leo y empezaba a pensar que su sueño se iba a hacer realidad.

El día siguiente fue a ver a la dueña de la tienda y que sorpresa, Leo también estaba esperándola.

Se puso a trabajar y al poco tiempo su mamá se retiró, eran muchos años trabajando y ahora le tocaba el turno a Carolina.

Sus diseños se hicieron famosos en todo el mundo y al poco tiempo se casó con Leo y abrieron tiendas por todas las grandes ciudades.

No había día que Carolina no diese gracias a la vida, era muy feliz, encontró al hombre de su vida y fueron muy dichosos, tuvieron una niña, le pusieron de nombre Carolina, y las dos abuelitas disfrutaron de su nieta.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.