viernes, 10 de febrero de 2017
EL SUEÑO DE CAROLINA

EL SUEÑO DE CAROLINA
En este cuento vereis una jovencita que sueña como le gustaría hacer hermosos vestidos para las damas de la alta sociedad con la esperanza de que, algún día, las bellas jóvenes de la ciudad llevaran vestidos diseñados por ella.
La mama de Carolina trabajaba de costurera en una tienda de moda muy famosa y que tenía la mejor clientela de la ciudad, hacían unos vestidos que realzaban la belleza de las damas que los llevaban, y no había nadie que los pudiera igualar.
La dueña de la tienda confiaba mucho en su costurera porque ella diseñaba los vestidos y la mama de Carolina los cosía, formaban un equipo inigualable.
La ilusión de Carolina empezó cuando ya de pequeñita su mamá le llevaba los retales que sobraban al hacer los vestidos, y ella hacia vestidos para sus muñecas.
Carolina con el transcurso de los años se convirtió en una joven preciosa y siguiendo con su afición, uniendo los retales se hacia vestidos que no se atrevía a ponérselos por si su mama o la señora de la tienda se enfadaban con ella.
Un día, preparando una fiesta para presentar los últimos vestidos, la mamá de Carolina preguntó a su jefa si podía invitar a su hija porque le hacía mucha ilusión, y si podía llevar un vestido diseñado y cosido por ella...¡claro que si!..
que venga, contestó su jefa.
Cuando la mama le dijo a Carolina que estaba invitada a la fiesta no se lo podía creer y pregunto...¿pero mamá, podré llevar uno de mis vestidos?...claro que si, contestó su mamá...yo confío mucho en ti y se que no me defraudarás.
Pues bien, llegó el día, Carolina salio de casa y ni su mamá la había visto porque estaba ayudando en los preparativos de la fiesta.
Todo estaba ya preparado, los invitados empezaron a llegar, la dueña de la tienda junto con su hijo estaban en la puerta recibiendo a los invitados.
Cuando llego Carolina y se quito la capa que cubría su vestido el asombro de todos los invitados fue increíble, todos se quedaron sin habla, estaba preciosa y llevaba un vestido diseñado por ella...parecía una princesa.
El hijo de la dueña de la tienda pregunto a su madre...¿mamá, quien es esa belleza? es preciosa y que vestido mas bonito lleva...quiero conocerla.
La mamá de Carolina se acercó y le dijo...pero hija ¡que guapa estás!, ¡que vestido!, como has podido tenerlo en secreto, estoy muy orgullosa de ti; y ahora vamos que vas a conocer a mi jefa y a su hijo.
Se acercaron y cuando se cruzaron las miradas de Carolina y de Leo, que así se llamaba el hijo de la dueña, no podían dejar de mirarse, fue increíble, se la presentaron y se pasaron la tarde hablando.
La mamá de Carolina no salía de su asombro cuando su jefa le dijo...Como no me la habías presentado antes, es una belleza y el traje que lleva es una maravilla, quiero que mañana venga a la tienda que quiero hablar con ella, y dile que me traiga todos sus diseños.
La fiesta acabó, Leo acompaño a Carolina a su casa y cuando se despidieron le pregunto si podía volver a verla, a lo que Carolina contestó...¡claro que si!
Cuando su mamá llegó a casa le dijo...Carolina ¡que noticia tengo para ti!....dime mamá ¿que pasa?...mi jefa quiere verte mañana en la tienda y quiere que le lleves todos tus diseños....¿como? que alegría mamá, iré sin falta. Esa noche no pudo dormir, había conocido a Leo y empezaba a pensar que su sueño se iba a hacer realidad.
El día siguiente fue a ver a la dueña de la tienda y que sorpresa, Leo también estaba esperándola.
Se puso a trabajar y al poco tiempo su mamá se retiró, eran muchos años trabajando y ahora le tocaba el turno a Carolina.
Sus diseños se hicieron famosos en todo el mundo y al poco tiempo se casó con Leo y abrieron tiendas por todas las grandes ciudades.
No había día que Carolina no diese gracias a la vida, era muy feliz, encontró al hombre de su vida y fueron muy dichosos, tuvieron una niña, le pusieron de nombre Carolina, y las dos abuelitas disfrutaron de su nieta.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
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