sábado, 30 de agosto de 2014

SOL, LUNA, NIEVES

                  SOL, LUNA, NIEVES

Erase una vez  una casa de piedra con su chimenea echando humo, en ella vivía un matrimonio muy feliz, para ellos la mayor ilusión del mundo era que iban a ser papás.

La casa estaba en un bosque cerca de una aldea, era un bosque precioso, con árboles llenos de flores.

En la oscuridad de la noche, era la luna la que alumbraba, sobre todo cuando había luna llena, y se oía como  cantaban los búhos.

Bueno, pues llegó el día, la mujer de este matrimonio se puso muy contenta porque su bebé iba a nacer.

Pasaron una horas y ...¡que alegría!... llegó al mundo una niña preciosa.

Pero que sorpresa no se llevarían cuando se dieron cuenta de que iba a nacer otra...si la primera era bonita, la segunda tenía una piel blanca y fina, todo lo contrario de la primera, que era de piel mas morenita.

Que alegría, dos niñas sanas y preciosas, pero...¡hay Dios mio!...¡que va a nacer una tercera!

Y vino al mundo otra niña, esta era rubia con la piel sonrosada.

¡Tres!, tres niñas...¡que regalo nos ha hecho Dios!...¡que preciosas!...¡y son nuestras hijas!

El matrimonio, muy feliz, empezaron a pensar en el nombre que les iban a poner, y el padre dijo...a ver que te parece,
la rubia con la piel sonrosada se llamará Sol,...la morenita con la piel como el terciopelo Luna,...y a la blanca de piel con los ojos azules le llamaremos Nieves.

Sol...Luna...Nieves...fueron los tres nombres de sus tres hijas.

Fueron pasando los años y esos tres bebés se convirtieron en tres jovencitas encantadoras.

Cierto día, estaban en la puerta de su casa sentadas desgranando maíz, llego una anciana y les dijo...mirad que espejos tengo, los vendo baratos, ¿os gustan?

A lo que las jovencitas respondieron...son muy bonitos pero no podemos comprar tres espejos, pero uno si podríamos comprar.

Entonces la anciana respondió...os voy a decir una cosa a ver que os parece...yo voy de paso pero cuando vuelva, si entre las tres me habéis bordado una toca con el Sol, la Luna y las Nieves...os regalaré un espejo a cada una.

Las tres jovencitas respondieron las tres a la vez, muy contentas, que estaban encantadas pero a lo mejor los espejos valían mas que el trabajo que les había encargado, y no querían que la anciana perdiera en el cambio.

La anciana se alegró con la respuesta u les dijo...sois buenas y por eso solo quiero lo me deis a cambio lo que os he pedido.

La anciana siguió su camino y las tres hermanas, todas las horas que podían, se dedicaron a sentarse a bordar la toca que les había encargado la anciana.

Tardaron dos meses en bordar la Luna, el Sol y la Nieve, quedó una toca preciosa, y que casualidad, el mismo día que terminaron el trabajo, pasó la anciana de los espejos.

Hola jovencitas ¿que tal estáis?, preguntó la anciana, y las jovencitas respondieron...muy bien, precisamente ahora hemos terminado de bordar la toca, esperad y veréis que bonita ha quedado.

Le enseñaron la toca, la anciana quedó prendada y exclamó ¡estoy muy contenta y muy agradecida!, tomad los espejos.

Otra cosa os tengo que decir...cuando necesitéis algo en la vida que sea importante, pedírselo a vuestro espejo...a cada una de vosotras le será concedido un deseo.

La anciana se marchó muy contenta, sabía que había hecho una buena acción.

Las jovencitas al quedarse solas pensaron que era un buen momento para pedir los deseos, y cada una de ellas pidió una cosa:

Sol pidió... que la cosecha de su padre fuese buena.

Luna pidió... que sus hermanas encontraran la felicidad.

Nieves pidió... que el invierno no fuese tan duro y tener siempre leña para la chimenea.

¿Que os parece?, las tres eran buenas, generosas y nada egoístas.

Pues bien, como sabéis toda acción buena tiene su recompensa, al poco tiempo pasaron por allí unos leñadores y las tres encontraron el amor, formaron una familia y fueron muy felices.

Toda su vida la pasaron en compañía de sus padres y sus esposos, y nunca les faltó de nada gracias a los deseos que les habían sido concedidos por los espejos de la anciana.

De vez en cuando se acordaban de la señora de los espejos, sin saber que ella siempre estuvo muy cerca de ellas porque en realidad, esa anciana era...¡el hada de los deseos cumplidos!

Sol, Luna y Nieves se lo merecieron porque eran personas que siempre pensaban en el bien de los demás, y a esas personas, tarde o temprano, siempre les llega su recompensa.

Colorin, colorado, este cuento se ha acabado.

 


sábado, 23 de agosto de 2014

LOS DUENDES Y EL RELOJ



                              LOS DUENDES Y EL RELOJ



A las afueras de una gran ciudad, había una casa muy grande rodeada de un jardín que estaba muy descuidado
por no haberlo cuidado en mucho tiempo.

La gran casa estaba muy abandonada y en su interior vivían unos duendecillos dentro de un reloj.

Nadie mejor que ellos sabía lo que en esa casa había pasado
a través del tiempo y vivían muy tranquilos, pero pronto dejarían de estarlo porque en poco tiempo volvería a ser habitada.

Ese día llegó, en la casa iban a vivir una madrastra con la hija del que había sido su esposo, Laya, que así se llamaba la joven, había heredado la casa cuando murió su mamá.

La madrastra era muy mala y y trataba a la joven como si en vez de ser la dueña, fuese la criada.

Desde que amanecía, hasta que se hacía de noche, no paraba de trabajar, limpiaba, cocinaba...y Laya nunca se quejaba porque le tenía mucho miedo.

Cierto día, cuando se levanto muy temprano, la madrastra le dijo...tengo que salir, y no vendré hasta última hora de la tarde, ¡lo quiero todo limpio!, ¡el jardín también!

Laya, desanimada, se sentó a llorar y se acordaba de su mamá...no puedo más, no voy a poder limpiar también el jardín.

Todo lo que estaba pasando lo veían los duendes que vivían dentro del reloj.

Con la cabeza baja y llorando, se dio cuenta de que alguien la observaba y miro a su alrededor...pero ¿quienes sois?, preguntó Laya...somos unos duendes que vivimos desde todos los tiempos en esta casa, conocimos a toda tu familia, tu mamá era una buena mujer y no vamos a consentir que te trate así esa malvada bruja, ve acuestate y descansa, nosotros te vamos a ayudar ¡ya verás!

Laya se acostó, y como estaba tan cansada se quedo dormida enseguida.

Al cabo de unas horas despertó y no se lo podía creer....
la casa estaba perfecta, y el jardín era un paraíso...pero ¿como voy a decir que yo sola he hecho todo esto, esto es imposible, me da miedo.

Los duendecillos le dijeron...no te preocupes, esto y otras cosas mas van a hacer que esta despiadada madrastra se asuste y se vaya.

Pues bien, así fue, cuando llegó la madrastra no se lo podía creer y pensó...no es posible, ¿que ha pasado aquí?...entró en la casa y todo estaba limpio y ordenado.

Se dirigió a donde estaba Laya y le dijo...¿que ha pasado?...
casa y jardín están perfectos....¿que me estás ocultando?

Laya respondió...no tengo ninguna explicación, no se lo que ha pasado...creo que en esta casa hay algo, que no se que es, pero seguro que hay algo o alguien.

No digas tonterías, respondió la madrastra, aquí no hay nadie.

Llegó la noche y se fueron a dormir.

No habían pasado ni media hora, cuando la mala madrastra empezaba a quedarse dormida, y de repente  el reloj empezó a tocar las campanadas.

Se levantó malhumorada, se dirigió al reloj y de pronto se paró.

Bueno, se ha parado, menos mal me voy otra vez a la cama.

Cuando entró en la habitación se quedó sorprendida, toda la ropa de la cama estaba en el suelo...¡oh, esto no me gusta nada!

Corriendo se fue a la habitación de Laya, pensaba que todo esto lo había hecho ella para asustarla, y grito...¿que has hecho?....Laya estaba totalmente dormida y le contestó...
yo no he hecho nada, estaba durmiendo.

No había terminado de hablar cuando el reloj empezó otra vez a dar las campanadas....ve usted como yo no he sido...
ya le he dicho que aquí pasa algo...esta casa era de mi madre y de mi familia y yo no la conozco, pero algo raro si que pasa.

La madrastra  respondió...no digas tonterías...me voy a dormir.

Laya sonrió porque sabía que el plan de los duendecillos estaba dando resultado.

Durante los siguientes días continuaron pasando cosas raras, y la mala madrastra empezaba a tener miedo.

La última cosa fue cuando se sentó en la mesa a comer y le dijo a Laya...¡traeme la comida ya!...corriendo le puso el plato con la sopa y le llevó un vaso de agua...cuando intentó meter la cuchara en la sopa el plato estaba vacío, y el vaso que estaba lleno de agua..¡no tenía ni una gota!

Se levantó gritando...¡no me quedo en esta casa ni un minuto más!, ¡nos vamos!

Laya le respondió...yo no me voy, me quedo.

La madrastra le contestó...como vas a vivir aquí sola si no tienes dinero y yo no te voy a dar nada.

Dijo Laya...ya me las arreglaré pero...yo me quedo aquí en mi casa.

Bien, le dijo la madrastra, allá tu pero luego no me vengas a buscar...preparame las maletas...¡deprisa!

Y así lo hizo, salió corriendo y le dijo que nunca volvería a esa casa que estaba embrujada.

Laya no se lo podía creer, se había quedado a vivir en la casa sola...bueno...con los duendecillos.

Pero esperad, aquí no acaba la historia...los duendes tenían escondido un tesoro detrás del reloj...montones de monedas de oro.

Laya se convirtió en lo que su mamá siempre había querido, una joven feliz a la que nunca le faltó de nada, parte de su dinero lo dedicaba a ayudar a los que mas lo necesitaban.

Con el tiempo conoció a un buen hombre con el que se casó y con el que tuvo varios hijos, fue muy feliz y....siempre vivió en la casa de los duendes del reloj.

Y como siempre os digo, colorin colorado, este cuento se ha acabado.



 

    
 

viernes, 15 de agosto de 2014

PIPON Y EL ARCO IRIS

                             PIPÓN Y EL ARCO IRIS

Hace muchos años, vivía en un pueblecito un niño que se llamaba Pipón.

¿Sabéis cual era la ilusión de este niño?...tocar con sus propias manos el arco iris.

Fijaos si es difícil...pues vais a ver como se cumplió su difícil sueño.

Todo empieza un día en que después de una mañana lluviosa salió el arco iris, tenía unos colores tan bonitos que no podía apartar la vista de sus largas tiras en forma de arco
que iban desde el cielo hasta la tierra.

Unos colores tan bonitos ...rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta.

Pipón pensaba...si yo fuera un pajarito, volaría muy alto y tocaría el arco iris, pero no lo soy.

Después pensó...y si fuera una cometa, también podría volar alto y acariciarlo, pero de nuevo, con desilusión pensó..pero tampoco lo soy.

Su cabeza no paraba de dar vueltas a su sueño, pero no veía ninguna solución para poderlo cumplir.

Otro invento pasó por su cabeza...¿y si hago una escalera muy alta muy alta y logro subir hasta tocarlo?, pero luego vio que no la podría apoyar en ningún sitio...otra ilusión rota.

Era tan grande su afán por tocar el arco iris que en su cabeza no cabía nada mas.

Una noche, soñando, pensó en el significado de tan bonitos colores:

El color rojo ... las rosas rojas.
El Naranja...el color de algunas dalias.
Amarillo...como el de los girasoles
Verde...las hojas de las plantas, o el manto de hierba que cubre los campos.
Azul...el color de las azucenas
Añil...como el color de la flor de la lavanda.
Violeta...este color da nombre a las flores que así se llaman, violetas.

Pues bien, eso es lo que pensaba Pipón de los colores del arco iris...no podían ser mas bonitos, y mas todavía si los comparabas con los colores de las flores.

Un día, sentado en  la puerta de su casa, paso un señor con un bastón y le dijo...hola Pipón, que haces, por qué estas tan pensativo.

El niño le miró y respondió...aquí estoy...mirando el arco iris y pensando que nunca podré tocarlo.

Entonces el buen señor le dijo...vamos a poner un poco de fantasía a tu ilusión...ven, vamos a coger un tubo y jabón,
y vamos a hacer una pompa tan grande que quepamos dentro y subiremos...y así podrás tocar el arco iris.

Soplaron y soplaron por el tubo e hicieron una pompa gigante, se metieron dentro y subieron hacia el arco iris.

Pipón estaba soñando...al fin su sueño hecho realidad..por fin hizo lo que tanto tiempo había esperado, sacó la mano y
...¡¡toco el arco iris!!

Cuando despertó en la puerta de su casa, pensó que solo había sido un sueño, pero...que grande fue su alegría cuando delante de el había un ramo de flores ¡con todos los colores del arco iris!...¡sus manos estaban pintadas con sus colores! y en el suelo había un tubo y un cuenco...¡con agua y jabón!

Entonces sonrió, su sueño se había cumplido, no era solo su imaginación, todo lo que había soñado durante tanto tiempo se había echo..¿realidad?...¿fantasía?, quien sabe, para Pipón había sucedido, y eso era lo importante.

Espero, como siempre, que os haya gustado, y colorín colorado, este cuento se ha acabado.








sábado, 9 de agosto de 2014

EL TALISMAN

                      EL TALISMÁN

El mar siempre es el medio de vida mas importante para las personas que viven en poblaciones que tienen costa.

El cuento que hoy os voy a contar es la historia de María, una niña que vivía con su mamá en una ciudad al lado del mar.

Cuando baja la marea, muchas personas con sus canastas y cubos bajan a la playa a buscar marisco...almejas, berberechos, etc..., para luego venderlo en la plaza y así sacar unas monedas para poder vivir.

Bueno, pues esto es lo que hacían María y su mamá, todos los días iban a la playa a mariscar, unos con mas suerte que otros, y después iban a la plaza a vender lo que habían conseguido, esto les daba para ir tirando.

Uno de esos días, escarbando en la arena, María vio una cosa que brillaba en la arena y pensó...¿qué será eso qué brilla?...¿una moneda?, pero cual fue su sorpresa cuando vio al cogerlo que era una cadena con un colgante que parecía un talismán.

Lo cogió  y lo limpió con el agua de la playa, era precioso, fue corriendo a enseñárselo a su mamá y le dijo....mira mamá me lo he encontrado enterrado en la arena, me lo voy a poner, nunca había tenido un colgante tan bonito.

Si que es bonito, dijo su mamá, guardateló y esperaremos a ver si aparece su dueño.

Pasaban los días y el dueño no apareció, ella siempre llevaba el colgante puesto en el cuello y sería casualidad, pero desde el primer día de llevarlo su suerte cambió, todo en sus vidas cambió para mejor....las canastas de marisco siempre acababan llenas a rebosar, iban a la plaza y lo vendían todo.

Nunca en su vida habían tenido tanta suerte, se encontraban alegres y optimistas, la vida les empezaba a sonreír.

María tenia un amiguito que se llamaba Pedro, su papá era marinero y trabajaba en un gran barco de pesca con el que pasaba muchos días, algunas veces hasta meses, en el mar.

María y Pedro siempre estaban juntos jugando, se les veía siempre alegres y felices, pero un día, cuando María fue a buscar a su amiguito para jugar se lo encontró llorando muy triste, María le preguntó....¿que te pasa Pedro?, ¿por qué lloras?

Pedro llorando sin consuelo le contestó...nos han informado que el barco donde trabaja mi papá ha desaparecido en una tormenta, no saben que ha pasado, no se pueden poner en contacto con él.

María, triste pero con optimismo, le dijo a Pedro....mira, ponte al cuello este talismán, yo lo encontré en la arena y desde entonces las cosas nos van mucho mejor...ponteló, ahora tu lo necesitas mas que yo.

Pedro, sin pensárselo, se lo colgó en el cuello y le dijo a María...¡ojala sea verdad y pueda hacer que mi papá vuelva sano a casa!

Todavía no había pasado un día cuando Pedro fue corriendo a casa de María...¡María, María! gritó, ¡mi papá está vivo!, con la tormenta se estropeó la radio del barco y todos los sistemas de navegación, pero....como por arte de magia..
ayer todo empezó a funcionar, todos están bien y vuelven a casa.

Guardalo María, dijo Pedro feliz, no se si fue el talismán o tus ganas de que todo saliese bien, pero a partir de ahora, si alguien necesita ayuda, el talismán es un tesoro que hay que guardar...y tu amistad también, sin ella esto no hubiese sido posible.

¿Y sabéis qué?....que ayudaron a mucha gente que lo necesitaba y siguieron viviendo felices y contentos de poder
hacerlo....¿que sería mas poderoso...el talismán o...el optimismo de estos dos amigos?

Pues bien, aquí teneis la historia de esta semana y como siempre, colorin colorado este cuento se ha acabado.




sábado, 2 de agosto de 2014

EL CAMPO DE GIRASOLES


                       EL CAMPO DE GIRASOLES

Había una vez, en un pueblecito de montaña, unos campos muy fértiles que los habitantes de ese pueblo trabajaban y con ello podían vivir.

Era un trabajo muy duro, pero eran buenas personas y trabajadoras, y de ello se aprovechaba el dueño de las tierras, "el señor" como así le llamaban, y se llevaba la mayor parte del provecho de las tierras.

Este señor además de ser una persona malvada, tenia poderes.

Un día, fue uno de los campesinos a decirle: por favor señor, os pido por caridad que de la cosecha de mi campo de girasoles me deis unas monedas mas, tengo tres hijos y necesitan comer todo el invierno.

Lleno de cólera y rabia el señor le contestó: ¿como te atreves a pedirme unas monedas mas?, encima de que te dejo trabajar en el campo, ¡ tu no tienes ningún derecho!, y ahora vas a recibir un castigo.

¡No no señor, no hagáis eso, yo no volveré a pediros nada, pero tener piedad y no me castiguéis.

¡No!, respondió el señor, tu castigo ya lo tienes, ¡vete al campo y lo verás!

Corriendo se encaminó al campo de girasoles, y cuando vio lo que esta malvada persona hizo se puso a llorar diciendo ¿que voy a hacer?, ¿como voy a dar de comer a mi familia?,
...¿sabéis lo que había hecho el malvado señor?....¡había congelado el campo de girasoles!...¿que os parece?, ¿a que era malísimo?

Sentado con su pena y sin saber que hacer, oyó un ruido que se acercaba por el camino, levantó la cabeza y vio que se acercaba un vendedor ambulante con su carreta.

Cuando vio los girasoles congelados, se echo las manos a la cabeza y se dirigió al pobre campesino, que no tenía consuelo, y le preguntó...¿esto es increíble, ¿que os ha pasado buen hombre?

El labrador le explicó lo que había pasado y destrozado  dijo....¡esto ya no tiene solución!

El vendedor ambulante le respondió....mira, igual que existe el mal, también existe el bien, tu vas a hacer lo que yo te diga, mañana por la mañana vienes aquí, al campo de girasoles, yo te estaré esperando y ya verás como todo se soluciona.

El campesino así lo hizo pensando que no había nada que pudiera hacer, pero se fue ya que no podía hacer otra cosa.

Bien, pues llegó la mañana y el campesino, sorprendido dijo...esto lo va a empeorar, ¿donde están los girasoles?, y el vendedor ambulante contestó...en un lugar seguro, y ahora vamos a ver a tu malvado señor .

Cuando lo tuvieron delante, el señor empezó a reírse y a burlarse de ellos, y les dijo...que ¿ahora vienes con otra persona?...¿no has tenido bastante?...¡ja..ja..ja!..rió.

El vendedor le dijo...reíros, reíros, que ya veremos si pronto lloráis...¿pero que dices insensato? dijo el campesino añadiendo...¡vámonos!

Entonces este buen vendedor le dijo al señor...atended bien, vos sois la maldad, y yo soy la bondad, estáis castigando a esta buena gente, conmigo vuestros poderes no valen, y como esto no cambie, os voy a dejar sin ningún campo, haré que se sequen y toda la gente que vive aquí, se trasladarán conmigo a otro pueblo; vuestra maldad no os servirá de nada.

El señor se rió de nuevo porque no creía lo que le estaban diciendo, pero en ese mismo momento, todos lo campos se quedaron secos, todos los campesinos estaban asustados a la puerta del castillo, pero el señor...ya no se reía, y dijo...veo que esto pasará si yo no cambio.

El vendedor ambulante le respondió...sed mas generoso con esta gente para que pueda vivir mejor y todo volverá a ser como antes, pero si me entero de que esto vuelve a cambiar, yo volveré aquí para solucionarlo.

Poco después todos los campos estaban como siempre habían estado...¡llenos de girasoles!...y aun mas bonitos que habían estado nunca.

Las familias de ese pueblecito nunca olvidaron al vendedor ambulante que les llevó la felicidad porque a partir de ese momento el señor, por miedo a arruinarse, fue generoso con los campesinos, y nunca mas pasaron necesidades.

Como veréis, la bondad siempre triunfa, y como siempre, colorin colorado, este cuento se ha acabado.