SOL, LUNA, NIEVES
Erase una vez una casa de piedra con su chimenea echando humo, en ella vivía un matrimonio muy feliz, para ellos la mayor ilusión del mundo era que iban a ser papás.La casa estaba en un bosque cerca de una aldea, era un bosque precioso, con árboles llenos de flores.
En la oscuridad de la noche, era la luna la que alumbraba, sobre todo cuando había luna llena, y se oía como cantaban los búhos.
Bueno, pues llegó el día, la mujer de este matrimonio se puso muy contenta porque su bebé iba a nacer.
Pasaron una horas y ...¡que alegría!... llegó al mundo una niña preciosa.
Pero que sorpresa no se llevarían cuando se dieron cuenta de que iba a nacer otra...si la primera era bonita, la segunda tenía una piel blanca y fina, todo lo contrario de la primera, que era de piel mas morenita.
Que alegría, dos niñas sanas y preciosas, pero...¡hay Dios mio!...¡que va a nacer una tercera!
Y vino al mundo otra niña, esta era rubia con la piel sonrosada.
¡Tres!, tres niñas...¡que regalo nos ha hecho Dios!...¡que preciosas!...¡y son nuestras hijas!
El matrimonio, muy feliz, empezaron a pensar en el nombre que les iban a poner, y el padre dijo...a ver que te parece,
la rubia con la piel sonrosada se llamará Sol,...la morenita con la piel como el terciopelo Luna,...y a la blanca de piel con los ojos azules le llamaremos Nieves.
Sol...Luna...Nieves...fueron los tres nombres de sus tres hijas.
Fueron pasando los años y esos tres bebés se convirtieron en tres jovencitas encantadoras.
Cierto día, estaban en la puerta de su casa sentadas desgranando maíz, llego una anciana y les dijo...mirad que espejos tengo, los vendo baratos, ¿os gustan?
A lo que las jovencitas respondieron...son muy bonitos pero no podemos comprar tres espejos, pero uno si podríamos comprar.
Entonces la anciana respondió...os voy a decir una cosa a ver que os parece...yo voy de paso pero cuando vuelva, si entre las tres me habéis bordado una toca con el Sol, la Luna y las Nieves...os regalaré un espejo a cada una.
Las tres jovencitas respondieron las tres a la vez, muy contentas, que estaban encantadas pero a lo mejor los espejos valían mas que el trabajo que les había encargado, y no querían que la anciana perdiera en el cambio.
La anciana se alegró con la respuesta u les dijo...sois buenas y por eso solo quiero lo me deis a cambio lo que os he pedido.
La anciana siguió su camino y las tres hermanas, todas las horas que podían, se dedicaron a sentarse a bordar la toca que les había encargado la anciana.
Tardaron dos meses en bordar la Luna, el Sol y la Nieve, quedó una toca preciosa, y que casualidad, el mismo día que terminaron el trabajo, pasó la anciana de los espejos.
Hola jovencitas ¿que tal estáis?, preguntó la anciana, y las jovencitas respondieron...muy bien, precisamente ahora hemos terminado de bordar la toca, esperad y veréis que bonita ha quedado.
Le enseñaron la toca, la anciana quedó prendada y exclamó ¡estoy muy contenta y muy agradecida!, tomad los espejos.
Otra cosa os tengo que decir...cuando necesitéis algo en la vida que sea importante, pedírselo a vuestro espejo...a cada una de vosotras le será concedido un deseo.
La anciana se marchó muy contenta, sabía que había hecho una buena acción.
Las jovencitas al quedarse solas pensaron que era un buen momento para pedir los deseos, y cada una de ellas pidió una cosa:
Sol pidió... que la cosecha de su padre fuese buena.
Luna pidió... que sus hermanas encontraran la felicidad.
Nieves pidió... que el invierno no fuese tan duro y tener siempre leña para la chimenea.
¿Que os parece?, las tres eran buenas, generosas y nada egoístas.
Pues bien, como sabéis toda acción buena tiene su recompensa, al poco tiempo pasaron por allí unos leñadores y las tres encontraron el amor, formaron una familia y fueron muy felices.
Toda su vida la pasaron en compañía de sus padres y sus esposos, y nunca les faltó de nada gracias a los deseos que les habían sido concedidos por los espejos de la anciana.
De vez en cuando se acordaban de la señora de los espejos, sin saber que ella siempre estuvo muy cerca de ellas porque en realidad, esa anciana era...¡el hada de los deseos cumplidos!
Sol, Luna y Nieves se lo merecieron porque eran personas que siempre pensaban en el bien de los demás, y a esas personas, tarde o temprano, siempre les llega su recompensa.
Colorin, colorado, este cuento se ha acabado.
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