EL SUEÑO DE LÁZARO
¿Quien, a lo largo de toda su vida, no ha tenido un sueño que nos parece imposible y que algunas veces se cumple?
Este cuento narra la historia de Lázaro, un niño que tenía diez años y su gran ilusión y su gran sueño era ver el mar.
Vivía en una aldea de montaña, y su trabajo diario era llevar a las ovejas a pastar a los prados, cuando se sentaba a descansar siempre abría un pequeño libro, de tanto leerlo se lo sabía de memoria, este libro trataba de historias de personas que habían viajado a lugares donde habían mares de aguas azules y cristalinas.
Lázaro era un niño muy bueno, no tenía mamá pero su padre era a la vez su amigo y compañero, era todo lo que tenía y lo adoraba.
Un día, ya cansado de ver a su hijo siempre triste y pensativo le dijo...Lázaro, lo único importante que tengo en la vida eres tu, y quiero que se cumpla tu sueño, vamos a arreglar las cosas y nos pondremos en marcha, veremos el mar pase lo que pase.
Así lo hicieron, pidieron a los vecinos de la aldea que, por favor, les cuidaran la casa y las ovejas, y estos lo aceptaron de muy buen gusto porque todos querían a Lázaro y a su padre, y sabían que su ilusión era muy importante.
Se pusieron de camino, pero lo que parecía que iba a ser tan fácil se complicaba, durante el viaje les pasaron varias cosas, una de ellas fue que encontraron a un vendedor ambulante que estaba en mitad del camino tirado en el suelo, le habían robado unos maleantes y lo habían dejado abandonado y mal herido, ellos no dudaron en atenderle y le curaron sus heridas.
Este incidente retraso su viaje unos cuantos días porque hasta que no estuvo recuperado, no dejaron de hacerle compañía.
El comerciante agradecido les dijo que conseguirían alcanzar su meta, y que serían recompensados por su bondad y su generosidad.
Se pusieron de nuevo en marcha y el destino hizo que tuviesen que retrasar de nuevo su esperado viaje.
No podían imaginar lo que se les venía encima en el bosque, habían cazadores furtivos que ponían cepos para cazar animales atrapándolos en sus trampas.
Entre quejidos y lamentos vieron en una de esas trampas
un cervatillo con la patita sangrando, el pobrecillo no podían aguantar el dolor, como pudieron lo libraron del cepo y como en la ocasión anterior, hasta que no estuvo curado no continuaron su viaje.
Bien pues, cuando ya parecía que todo se iba solucionando
vieron a una bella dama...no, una dama no, ¡¡era el hada de los deseos cúmplidos!!
El hada viendo su sorpresa les dijo...todos los tropiezos que habéis tenido en el camino eran pruebas para ver como ibais a reaccionar, y lo habéis hecho como yo esperaba, soy el hada de los deseos cumplidos y a ti Lázaro ha llegado la hora de que tu sueño se cumpla...cerrad los ojos, quiero que penséis que os cojáis de la mano y penséis en las aguas del mar.
Cuando abrieron los ojos fue grandioso lo que estaban viendo, un mar precioso con aguas transparentes.
Lázaro corrió y se metió en el agua, jugaba, saltaba, ¡que locura!, papá, papá...es el mar, es aun mas bonito de lo que yo imaginaba.
Pues bien, su deseo se hizo realidad, después de ese día volvieron a su aldea y todos los años volvían para bañarse en ese mar.
Pasaron los años y cuando Lázaro se hizo mayor su vida cambió, dejó de ser el niño pastor para convertirse en pescador...y siempre vivió cerca del mar.
Veis, la ilusión nunca se debe de perder y si eres bueno y generoso los deseos siempre se acaban cumpliendo.
Y colorin colorado, este cuento se ha acabado...o no, si tienes un sueño...persíguelo.
sábado, 25 de octubre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
EL CREADOR DE SONRISAS
EL CREADOR DE SONRISAS
Había una vez un pueblecito cuyos habitantes tenían una pena muy grande, ¿sabéis por que?Hacía muchos, muchos años, una bruja que era muy mala, tan mala que no soportaba la bondad, y un día les echó un maleficio diciéndoles....por no haberme hecho caso y seguir siendo tan buenos voy a castigaros, así que a partir de hoy todos los niños y niñas que nazcan no se reirán nunca, y toda vuestra vida será muy triste porque no veréis la sonrisa de los niños.
Y así sucedió, tal y como dijo la bruja, se convirtió en un pueblo triste, y sus habitantes nunca veían a sus pequeños reírse.
Un día se reunieron y dijeron...no podemos seguir así, ya no hay alegría, no sabemos lo que es estar contentos ni sabemos lo que es una carcajada...¿que podríamos hacer?
¿Y si buscamos un arlequín?, comento uno.
¿Y si buscamos unos payasos?, dijo otro
Todo eso no hará nada, pensaron, lo que tenemos que hacer es buscar a la bruja y obligarle a que nos quite el maleficio.
Pero ¿como la encontraremos?, no sabemos donde está...bueno, nos pondremos en marcha y a ver si tenemos suerte y la encontramos.
Y así lo hicieron, empezaron a caminar sin saber a donde ir.
Pasaron unos días, se encontraban cansados y tristes porque no conseguían encontrar a la bruja, cuando de pronto oyeron detrás de unos arboles un sonido para muchos de ellos desconocido....Ja,Ja,Ja,Ja....¡lo que estáis oyendo son carcajadas!,...¡se están riendo!
Se adelantaron deprisa para ver quien era, sabían que esa persona no podía ser del pueblo.
Tenían razón, era un caballero vestido elegantemente y con un perrito en sus brazos al que acariciaba y al mismo tiempo sonreía.
Los habitantes del pueblo al verlo dijeron...hola señor, hemos oído sus risas y hemos venido para ver si nos podría ayudar a que nosotros y todos los habitantes de nuestro pueblo pudiésemos volver a reír...y le contaron lo que la bruja mala les había hecho.
Entonces el caballero les dijo...mirad, yo soy un creador de sonrisas, y si me hacéis caso conseguiremos que ese maleficio desaparezca.
Tenéis que hacer lo siguiente: recoger todas las flores que podáis conseguir y rodear el pueblo con ramos de esas flores de todos los colores, una vez hayáis hecho eso, en el centro del pueblo haced una hoguera donde quemareis ramas de romero, ya veréis que pronto desaparece el maleficio envuelto entre el olor de las flores y el romero.
Solo tenéis que decir estas palabras...¡queremos estar contentos y saber reír!
Terminado el ritual el caballero les dijo...¡ahora mirad!...el pequeños perrito empezó a hacer piruetas y todas las personas que nunca habían reído, de pronto empezaron a reír, reír y reír.
Desde aquel día el pueblo volvió a ser feliz y cuando alguien se encuentra triste, por cualquier motivo, vuelve a repetir ¡quiero estar contento y reír!...probad a hacerlo y vereis que da resultado.
Pues bien, como siempre colorin colorado este cuento se ha acabado.
domingo, 12 de octubre de 2014
BENJAMIN Y EL HOMBRECILLO DEL BOSQUE
BENJAMÍN Y EL HOMBRECILLO DEL BOSQUE
Había una vez un castillo situado entre montañas y rodeado de una alta muralla que protegía a las gentes que allí habitaban.
En este castillo vivían un rey, su esposa y sus tres hijos, Eduardo, Felipe y el pequeño Benjamín que era un niño alegre, simpático, y muy cariñoso con sus padres, allá donde el estaba siempre había felicidad.
Sus hermanos Eduardo y Felipe tenían celos del pequeño, creían le querían mas a el.
Un día los hermanos mayores le dijeron a Benjamín...nos vamos al bosque a buscar hierbas aromáticas y medicinales para el médico...el pequeño contestó...¡yo quiero ir con vosotros!
Los hermanos le respondieron...nuestro padre el rey no te dejará venir, tiene miedo de que te pase algo...¡no me pasará nada! dijo Benjamín, vosotros cuidaréis de mi ¿verdad?...pues claro, contestaron los hermanos...eres nuestro hermano y te cuidaremos y protegeremos con nuestras vidas.
Cuando Benjamín se fue corriendo a hablar con el rey para pedirle permiso, los dos hermanos mayores prepararon la estrategia para deshacerse del pequeño.
El rey llamó a los dos mayores y les dijo...Benjamín quiere ir con vosotros al bosque, no puedo negarme y le voy a dejar ir pero tenéis que prometerme que lo cuidaréis y protegeréis con vuestras vidas...si padre, respondieron los dos hermanos teniendo en su pensamiento la maléfica estrategia que habían preparado para Benjamín.
Llegó el día y partieron los tres hermanos hacia el bosque, Benjamín iba muy contento porque era la primera vez que salía del castillo con sus hermanos.
Se adentraron en el bosque y se les hizo de noche y entonces Eduardo cogió a Benjamín que estaba medio dormido y lo puso en un tronco de un árbol grandísimo...dejemoslo ahí y las fieras del bosque se encargarán de el, dijo Felipe.
Y así lo hicieron, abandonaron a su pequeño hermano, se fueron antes de que amaneciera y se despertara Benjamín.
Cuando amaneció Benjamín se despertó, y al encontrarse solo empezó a llamar a sus hermano...¡¡Eduardo!! ¡¡Felipe!!, ¡¡donde estáis!!..¿que les habrá pasado?, pobrecitos, yo aquí durmiendo y ellos, a lo mejor, están perdidos o heridos por cuidar de mi.
Llorando y perdido pensaba...¿ahora que voy a hacer?, ¡estoy perdido!
Mientras tanto, sus malvados hermanos llegaban al castillo con su estrategia ya aprendida para convencer a sus padres los reyes.
Se presentaron ante ellos llorando, gimiendo y aparentando mucho dolor y pena por la desaparición de su hermano pequeño.
El rey y la reina no podían creer lo que estaba pasando, creían morir de dolor...¿que ha pasado?, sois unos irresponsable, pobre hijo, que mal lo estará pasando si todavía sigue vivo.
En el bosque Benjamín lloraba, y pensaba mas en sus hermanos que en el mismo.
Caminando sin saber que rumbo tomar, en medio del bosque vio una casita hecha con barro y ramas de árboles y pensó...estoy salvado, por lo menos podré meterme dentro y así no correré los peligros del bosque cuando se haga de noche.
Se acercó, empujó la puerta y se quedó asombrado pues dentro parecía como si viviera alguien allí, había comida, frutos del bosque y una cama.
Cansado y disgustado se echó en la cama y se quedó dormido.
Ya pasada la mañana y llegando la tarde, se acercaba a la cabaña un pequeño hombrecillo que vivía feliz porque, en medio de su soledad, allí no se reía nadie de el y podía subsistir con lo que le daba el bosque.
Entró y cuando vio al niño pensó...pobrecillo, que le habrá pasado, ¿se habrá perdido?, ¿que les habrá pasado a sus padres?
Entró, cerró la puerta y se sentó a esperar a que Benjamín se despertase.
Ya anocheciendo se despertó, y cuando vio al hombrecillo se asustó y le dijo...perdóname por haber entrado en tu casa pero estaba cansado y muy triste porque no se lo que les habrá pasado a mis hermanos.
El hombrecillo le respondió...no te preocupes, ahora come y bebe agua, luego ya pensaremos lo que hay que hacer.
Comió y bebió y luego el pequeño hombre le dijo...no te muevas de aquí, voy a ver que es lo que puede haber pasado, cuando yo venga ya tendremos solucionado todo este desafortunado incidente.
Y así lo hizo, caminó, llegó al castillo y se asombró al ver que en todas las esquinas y en la torre del castillo ondeaban unas banderas negras, se dirigió a unos habitantes de la localidad y les preguntó...por favor, ¿me podrían decir por que hay tantas banderas negras?
Estas gentes se les veía tristes y le respondieron...pues que los tres hijos del rey salieron al bosque y Benjamín, el mas pequeño, se ha perdido...los reyes están muy tristes porque era un jovencito muy cariñoso y bondadoso, todo lo contrario que sus dos malvados hermanos.
Entonces el hombrecillo supo lo que había pasado, no se podía creer como le habían hecho esto a su propio hermano.
Llegó a la cabaña y le contó a Benjamín lo que había pasado...¡mis hermanos!, ¡no se que hacer!, pobrecitos mis padres.
Le pidió a su salvador que por favor fuese con el al castillo y que le ayudara a averiguar si todo eso era verdad.
Encapuchados para que nadie reconociera a Benjamín, entraron por las murallas del castillo.
El destino a veces ayuda a resolver problemas, y en este caso ocurrió que vieron a sus dos hermanos hablando, sin pensar que alguien les podía estar escuchando.
Eduardo le decía a Felipe...creo que lo que hemos hecho no está bien...teníamos que haber dejado tranquilo a Benjamín...nuestro padres ya no son los mismos y tengo miedo de que con el disgusto les pase algo.
Lo hemos hecho muy mal, si pudiésemos volver atrás, las cosas no serian igual.
Llorando de alegría, Benjamín y su amigo se encaminaron al castillo para presentarse ante el rey.
Con la capucha tapándole el rostro se presentó delante de sus padres, y el rey le preguntó...dime ¿que quieres?
El niño le dijo que por favor llamara a Eduardo y a Felipe pues traía noticias de Benjamín.
El rey así lo hizo, contento y esperando buenas noticias de su pequeño.
Cuando estuvieron delante sus dos hermanos se quitó la capucha y se quedaron boquiabiertos...¡hijo mio, que alegría!, dijo el rey...Benjamín le abrazó y le dijo...padre, este hombrecillo me ha salvado la vida, quiero que se quede aquí en el castillo.
Respecto a mis hermanos, ellos no tienen la culpa de nada, fui yo el que cuando dormían me fui a buscar hierbas y me perdí...ellos me buscarían y sufrirían por mi porque yo se que ellos me quieren mucho.
Sus dos hermanos se pusieron a llorar viendo la bondad que tenía el pequeño, lo abrazaron y besaron y nunca mas se les pasaría por la cabeza volver a hacer daño a su hermano.
El hombrecillo no volvió a la cabaña del bosque, se quedó en el castillo y siempre fue su protector.
Los reyes volvieron a ser felices y los hermanos Eduardo y Felipe recibieron...una lección de amor.
Y como siempre, espero que os haya gustado y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
sábado, 4 de octubre de 2014
LA CIGÜEÑA DESPISTADA
LA CIGÜEÑA DESPISTADA
En los pueblos suelen haber campanarios en donde las cigüeñas hacen sus nidos, y esperan a que alguien les avise para que entreguen los bebés a los papás que los han encargado.Este cuento trata de una cigüeña que era muy despistada. no sabéis el lío que armó por no fijarse bien en su trabajo.
Cierto día nacieron de dos familias diferentes dos niños, uno de piel negra y el otro de piel blanca.
¿Pues sabéis lo que hizo?.....el negrito lo entregó a los papás blancos y el blanquito a los papás negros.
¡Que disgusto!...¡que alboroto!...no sabéis la que se lió..
cuando se enteró tuvo que deshacer el lío, y dar cada bebé a la familia a la que pertenecía.
Pero bueno, eso no fue casi nada para lo que hizo un tiempo después.
Había en el zoo una familia de chimpancés que habían encargado un bebé y se volvió a equivocar, en el mismo zoo
una pareja de osos también estaba esperando un bebé.
Que disgusto cuando la cigüeña se enteró de lo que había vuelto a hacer....¡los había vuelto a cambiar!
Con mucha precaución devolvió cada bebé a los papás que
correspondían.
La cigüeña lloraba y lloraba...¡ya no voy a poder felices a los papás de los bebés!...¡todo lo hago al revés!
No se que hacer, me marcharé del campanario y buscaré otro sitio para vivir...¡no se lo que me está pasando!
Una idea le pasó por la cabeza...voy a hablar con mi amiga la paloma a ver si ella me puede decir que es lo que me está pasando.
La buscó y cuando la encontró le dijo...¡Eh amiga paloma!, quiero preguntarte una cosa.
La cigüeña le contó las equivocaciones y los desastres que había causado y la paloma le contestó...mira, no te pasa nada, solo tienes que ir al oculista y que te ponga unas gafas, ya verás como todo se soluciona.
Y así lo hizo, fue ponerse gafas y le parecía increíble...
ahora si que veo...¿como no me había dado cuenta...gracias
amiga paloma, tu consejo es lo que yo necesitaba.
La cigüeña, contenta y feliz, volvió a ser la cigüeña de los bebés, con el problema solucionado se dio cuenta de que no era despistada sino que...¡ sin gafas no veía nada!
Bien, pues ya tenéis el cuento de esta semana, colorin colorado, este cuento se ha acabado.
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