HAZ CASO A TU CORAZÓN
Erase una vez, en una ciudad, vivía una acaudalada familia, un matrimonio que tenía un hijo al que adoraban porque tenía todas las cosas buenas que podía tener un buen hijo a pesar de ser tan ricos y poderosos.Solo tenían una gran preocupación, y es que Mario, que así se llamaba su primogénito, encontrase a la esposa perfecta, que lo amara a el y no a su fortuna.
Entonces estos padres tan preocupados, después de mucho pensar que es lo que podrían hacer, encontraron la solución....¡La Tata!. La llamaron, y una vez entró en el salón le dijeron:
- Tata, tu que estas por las calles mas que nosotros, y sabes de nuestro miedo por casar a Mario con una guapa doncella, que lo quiera a él y no a su fortuna, ¿que nos aconsejarías que hiciésemos?
- Señor, contesto la Tata, sabéis que yo quiero a Mario mas que a nadie en el mundo y que también quiero su felicidad. Creo que la solución a este problema podría ser el siguiente, me vestiré como si fuese una pobre andrajosa y me pondré en la puerta de la ópera, donde van tantas jóvenes bonitas, y ya veréis.
Llego el día, y tal y como dijo se puso en la puerta de la opera a pedir, levantó la cabeza, vio como se acercaban dos lindas jovencitas y les dijo:
- ¿Me dais un poco de vista para ver y un poco de oído para oír?
-Jajaja..., rieron las jovencitas, estas loca, le dijeron, eso no se puede dar, pero aunque pudiéramos,¿por que tendríamos que hacerlo?, ¡apartate!.. y de un empujón la
tiraron al suelo, mientras sus burlas y carcajadas no paraban de oírse.
En ese mismo lugar, siempre había una joven vendiendo flores, y cuando vio lo que había ocurrido le ayudó a levantarse.
Pasaron los meses, y la respuesta de las jóvenes que pasaban por delante de la andrajosa siempre era la misma; un día, cuando la joven florista estaba ayudandola a levantarse de nuevo, la tata pensó....con tantos días que llevo aquí y no me había dado cuenta de que lo que buscaba lo tenía delante de mi.....¡que guapa eres!...dijo la tata a la florista.....¿como te llamas?
- Susana, respondió la florista.
-Que nombre mas bonito, escuchame yo lo que pido es un poco de vista para ver y un poco de oído para oír, dime, ¿que te dicta tu corazón?
- Yo se que eso no se puede dar, contestó la florista, pero si pudiese, yo os daría lo que me pedís, tan solo puedo daros estas pocas monedas que he recaudado vendiendo unas cuantas flores.
- Gracias, gracias, ¡por fin te encontré!
Susana no sabía que es lo que pasaba pero la tata le dijo:
-Mira, por ser tan generosa y tan buena, aquí tienes una invitación para que acudas a la fiesta que da una familia que te quiere conocer.
- ¿A mi?, exclamó la florista, pero si yo no soy nadie...y además ¿como voy a ir a ninguna fiesta con este vestido?.., yo no tengo otro...
- Eso no tiene que preocuparte, dijo la tata, yo te lo conseguiré, ven conmigo...
La tata hablo con sus señores y le dijeron que hiciera todo lo necesario.
Y llegó el día del gran baile...cuando ya estaban todos lo invitados, los dueños de la mansión lo único que sabían es que la joven se llamaba Susana y que iría vestida de blanco; la música sonaba y de pronto, cuando Susana entró al salón, todos los invitados se quedaron sin habla,...Susana estaba resplandeciente...bellísima...no había otra igual, y el hijo del matrimonio exclamó ... ¡Dios mio, que guapa es!...voy corriendo a sacarla a bailar.
El padre miraba y no se lo podía creer, que elegancia, que belleza, se retiró para preguntar a la tata ¿de donde has sacado esa preciosidad?
-Señor, dijo la tata, no es la primera vez que la veis.
- ¿como?, respondió el señor, si yo la hubiera visto alguna vez me acordaría de ella, todos los días no se ve una belleza igual.
- Si señor, yo os cuento, cuando vais a la ópera, siempre pagáis a una florista unas monedas por una flor, pues bien, esa joven es esa florista,...es buena...generosa y muy bella por dentro y por fuera, es la mujer perfecta para mi niño Mario.
- Nunca podré agradecerte lo que has hecho por mi hijo, dijo el señor; y la tata respondió:
- Con la felicidad de vuestro hijo, todos seremos felices.
La noche iba transcurriendo y Susana y Mario bailaron y bailaron, pero de pronto, la florista se dio cuenta de su realidad, y en un descuido de Mario se fue corriendo y desapareció.
Corrió y corrió el enamorado, pero no la encontró....padre ha desaparecido y yo quiero encontrarla, presiento que es la mujer que buscaba...tranquilo hijo, no te preocupes, yo se donde encontrarla.
Llegó el día, y Susana seguía su vida vendiendo flores en la puerta de la ópera, cuando de repente paro un carruaje a su lado y bajó Mario.
Susana se tapó la cara y quiso salir corriendo, pero no pudo, Mario la cogió del brazo y dijo:
- No intentes desaparecer otra vez, ven conmigo, conozcámonos y comencemos una vida juntos, te prometo que seremos muy felices.
- Pero, si yo soy una pobre florista, respondió Susana, y no tengo nada que ofreceros.
- Tu corazón y tu belleza es lo único que quiero, dijo Mario.
Y por fin, esta familia fue completamente feliz, habían encontrado lo que tanto habían buscado.
Y ya sabéis, se acabo y como siempre, colorín colorado este cuento se ha acabado.
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