LAS HISTORIAS DEL ABUELO
Hola pequeños, la mayoría de los niños tienes unos abuelitos que cuando se sientan con sus nietos, les cuentan cuentos o historias de su vida y la mayor parte de ellas son muy bonitas.Bueno, pues esta historia es la de un niño que se llamaba Noel, igual que su abuelito.
Un día, el pequeño Noel no podía ir al colegio porque estaba malito con fiebre, tenía mucha tos, y entonces su abuelito se quedó con el para cuidarlo y contarle una historia que le haría pasar el resfriado un poco mas agradablemente.
El abuelito comenzó diciendo....te voy a contar una historia
de algo que me pasó a mi cuando era joven y trabajaba en una empresa que hacía pozos para buscar agua, algo que en ese país escaseaba, y había que buscarla para poder cultivar la tierra y para el uso de las gentes que vivían en esa zona.
Un día, cuando estábamos excavando, nos dimos cuenta de que había entre la maleza como la entrada de una cueva, nadie la hubiese encontrado nunca de no ser porque casualmente empezamos allí la excavación.
Un poco asustados y pensando que es lo que encontraríamos dentro, encendimos unas lámparas y nos adentramos en la cueva a la aventura.
Empezamos a andar, la cueva era inmensa, y ¿sabéis lo que vimos?...cientos de mariposas de una especie no conocida que tenían luz propia, era precioso, no nos cansábamos de mirar...parecía que todas iban en una misma dirección, y nosotros las seguimos.
Si ver las mariposas era un sueño, prepárate para escuchar donde nos llevaron esas bellas criaturas....¡increíble!...
¡bellísimo!...no lo podía creer.
Era como un poblado con un pequeño lago subterráneo, habitado por unas criaturas minúsculas, alegres y sin ninguna maldad.
Estaba rodeado por una flores de unos colores tan fascinantes, que de tan bellas no podía dejar de mirarlas.
Los pequeños habitantes nos tocaban, se reían, y nos ofrecían unas frutas que jamás habíamos visto y que no sabíamos que existían.
Todo era como un sueño del que no queríamos despertar...
¡que cielo!, todo lleno de piedras luminosas que parecía que siempre era de día aun estando dentro de una gruta.
Cuando pudimos reaccionar pensamos...son felices, no conocen las penas y no les falta de nada, si nosotros decimos lo que hay aquí lo destruirán y dejarán de existir.
Entonces mis tres compañeros y yo decidimos irnos y guardar el secreto.
Uno de los habitantes de ese paraíso subterráneo comprendió que nos teníamos que ir y nos regaló una piedra
de color ámbar a cada uno.
Igual que entramos en la cueva salimos, no sin antes
cubrir la entrada con piedras y hierbas para que nadie pudiese adivinar que allí había la entrada a una gruta.
Una vez estuvimos fuera, nos prometimos no decir lo que
habíamos visto, teníamos que tratar de olvidarlo por el bien de esos pequeños seres y que pudiesen seguir viviendo felices en su mundo.
Ves Noel, en el mundo siempre hay cosas por descubrir.
El pequeño Noel le dijo a su abuelo...¿pero es verdad?...¿no es un cuento tuyo?...su abuelito se levantó, abrió una caja que tenía escondida dentro de un armario y que estaba cerrada con llave.
Mira pequeño, abre esta caja y verás.
¡Oh abuelo!...es la piedra de color ámbar...es verdad, pero yo haré lo mismo que tu hiciste, guardaré el secreto para esos pequeños seres sigan viviendo felices.
Si feliz era el niño escuchando contar historias a su abuelo, el abuelo aun lo era mas contándoselas a su nieto.
Pues se acabó, hasta la semana que viene, colorín colorado este cuento se ha acabado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario