EL SUEÑO DE LÁZARO
¿Quien, a lo largo de toda su vida, no ha tenido un sueño que nos parece imposible y que algunas veces se cumple?
Este cuento narra la historia de Lázaro, un niño que tenía diez años y su gran ilusión y su gran sueño era ver el mar.
Vivía en una aldea de montaña, y su trabajo diario era llevar a las ovejas a pastar a los prados, cuando se sentaba a descansar siempre abría un pequeño libro, de tanto leerlo se lo sabía de memoria, este libro trataba de historias de personas que habían viajado a lugares donde habían mares de aguas azules y cristalinas.
Lázaro era un niño muy bueno, no tenía mamá pero su padre era a la vez su amigo y compañero, era todo lo que tenía y lo adoraba.
Un día, ya cansado de ver a su hijo siempre triste y pensativo le dijo...Lázaro, lo único importante que tengo en la vida eres tu, y quiero que se cumpla tu sueño, vamos a arreglar las cosas y nos pondremos en marcha, veremos el mar pase lo que pase.
Así lo hicieron, pidieron a los vecinos de la aldea que, por favor, les cuidaran la casa y las ovejas, y estos lo aceptaron de muy buen gusto porque todos querían a Lázaro y a su padre, y sabían que su ilusión era muy importante.
Se pusieron de camino, pero lo que parecía que iba a ser tan fácil se complicaba, durante el viaje les pasaron varias cosas, una de ellas fue que encontraron a un vendedor ambulante que estaba en mitad del camino tirado en el suelo, le habían robado unos maleantes y lo habían dejado abandonado y mal herido, ellos no dudaron en atenderle y le curaron sus heridas.
Este incidente retraso su viaje unos cuantos días porque hasta que no estuvo recuperado, no dejaron de hacerle compañía.
El comerciante agradecido les dijo que conseguirían alcanzar su meta, y que serían recompensados por su bondad y su generosidad.
Se pusieron de nuevo en marcha y el destino hizo que tuviesen que retrasar de nuevo su esperado viaje.
No podían imaginar lo que se les venía encima en el bosque, habían cazadores furtivos que ponían cepos para cazar animales atrapándolos en sus trampas.
Entre quejidos y lamentos vieron en una de esas trampas
un cervatillo con la patita sangrando, el pobrecillo no podían aguantar el dolor, como pudieron lo libraron del cepo y como en la ocasión anterior, hasta que no estuvo curado no continuaron su viaje.
Bien pues, cuando ya parecía que todo se iba solucionando
vieron a una bella dama...no, una dama no, ¡¡era el hada de los deseos cúmplidos!!
El hada viendo su sorpresa les dijo...todos los tropiezos que habéis tenido en el camino eran pruebas para ver como ibais a reaccionar, y lo habéis hecho como yo esperaba, soy el hada de los deseos cumplidos y a ti Lázaro ha llegado la hora de que tu sueño se cumpla...cerrad los ojos, quiero que penséis que os cojáis de la mano y penséis en las aguas del mar.
Cuando abrieron los ojos fue grandioso lo que estaban viendo, un mar precioso con aguas transparentes.
Lázaro corrió y se metió en el agua, jugaba, saltaba, ¡que locura!, papá, papá...es el mar, es aun mas bonito de lo que yo imaginaba.
Pues bien, su deseo se hizo realidad, después de ese día volvieron a su aldea y todos los años volvían para bañarse en ese mar.
Pasaron los años y cuando Lázaro se hizo mayor su vida cambió, dejó de ser el niño pastor para convertirse en pescador...y siempre vivió cerca del mar.
Veis, la ilusión nunca se debe de perder y si eres bueno y generoso los deseos siempre se acaban cumpliendo.
Y colorin colorado, este cuento se ha acabado...o no, si tienes un sueño...persíguelo.
sábado, 25 de octubre de 2014
lunes, 20 de octubre de 2014
EL CREADOR DE SONRISAS
EL CREADOR DE SONRISAS
Había una vez un pueblecito cuyos habitantes tenían una pena muy grande, ¿sabéis por que?Hacía muchos, muchos años, una bruja que era muy mala, tan mala que no soportaba la bondad, y un día les echó un maleficio diciéndoles....por no haberme hecho caso y seguir siendo tan buenos voy a castigaros, así que a partir de hoy todos los niños y niñas que nazcan no se reirán nunca, y toda vuestra vida será muy triste porque no veréis la sonrisa de los niños.
Y así sucedió, tal y como dijo la bruja, se convirtió en un pueblo triste, y sus habitantes nunca veían a sus pequeños reírse.
Un día se reunieron y dijeron...no podemos seguir así, ya no hay alegría, no sabemos lo que es estar contentos ni sabemos lo que es una carcajada...¿que podríamos hacer?
¿Y si buscamos un arlequín?, comento uno.
¿Y si buscamos unos payasos?, dijo otro
Todo eso no hará nada, pensaron, lo que tenemos que hacer es buscar a la bruja y obligarle a que nos quite el maleficio.
Pero ¿como la encontraremos?, no sabemos donde está...bueno, nos pondremos en marcha y a ver si tenemos suerte y la encontramos.
Y así lo hicieron, empezaron a caminar sin saber a donde ir.
Pasaron unos días, se encontraban cansados y tristes porque no conseguían encontrar a la bruja, cuando de pronto oyeron detrás de unos arboles un sonido para muchos de ellos desconocido....Ja,Ja,Ja,Ja....¡lo que estáis oyendo son carcajadas!,...¡se están riendo!
Se adelantaron deprisa para ver quien era, sabían que esa persona no podía ser del pueblo.
Tenían razón, era un caballero vestido elegantemente y con un perrito en sus brazos al que acariciaba y al mismo tiempo sonreía.
Los habitantes del pueblo al verlo dijeron...hola señor, hemos oído sus risas y hemos venido para ver si nos podría ayudar a que nosotros y todos los habitantes de nuestro pueblo pudiésemos volver a reír...y le contaron lo que la bruja mala les había hecho.
Entonces el caballero les dijo...mirad, yo soy un creador de sonrisas, y si me hacéis caso conseguiremos que ese maleficio desaparezca.
Tenéis que hacer lo siguiente: recoger todas las flores que podáis conseguir y rodear el pueblo con ramos de esas flores de todos los colores, una vez hayáis hecho eso, en el centro del pueblo haced una hoguera donde quemareis ramas de romero, ya veréis que pronto desaparece el maleficio envuelto entre el olor de las flores y el romero.
Solo tenéis que decir estas palabras...¡queremos estar contentos y saber reír!
Terminado el ritual el caballero les dijo...¡ahora mirad!...el pequeños perrito empezó a hacer piruetas y todas las personas que nunca habían reído, de pronto empezaron a reír, reír y reír.
Desde aquel día el pueblo volvió a ser feliz y cuando alguien se encuentra triste, por cualquier motivo, vuelve a repetir ¡quiero estar contento y reír!...probad a hacerlo y vereis que da resultado.
Pues bien, como siempre colorin colorado este cuento se ha acabado.
domingo, 12 de octubre de 2014
BENJAMIN Y EL HOMBRECILLO DEL BOSQUE
BENJAMÍN Y EL HOMBRECILLO DEL BOSQUE
Había una vez un castillo situado entre montañas y rodeado de una alta muralla que protegía a las gentes que allí habitaban.
En este castillo vivían un rey, su esposa y sus tres hijos, Eduardo, Felipe y el pequeño Benjamín que era un niño alegre, simpático, y muy cariñoso con sus padres, allá donde el estaba siempre había felicidad.
Sus hermanos Eduardo y Felipe tenían celos del pequeño, creían le querían mas a el.
Un día los hermanos mayores le dijeron a Benjamín...nos vamos al bosque a buscar hierbas aromáticas y medicinales para el médico...el pequeño contestó...¡yo quiero ir con vosotros!
Los hermanos le respondieron...nuestro padre el rey no te dejará venir, tiene miedo de que te pase algo...¡no me pasará nada! dijo Benjamín, vosotros cuidaréis de mi ¿verdad?...pues claro, contestaron los hermanos...eres nuestro hermano y te cuidaremos y protegeremos con nuestras vidas.
Cuando Benjamín se fue corriendo a hablar con el rey para pedirle permiso, los dos hermanos mayores prepararon la estrategia para deshacerse del pequeño.
El rey llamó a los dos mayores y les dijo...Benjamín quiere ir con vosotros al bosque, no puedo negarme y le voy a dejar ir pero tenéis que prometerme que lo cuidaréis y protegeréis con vuestras vidas...si padre, respondieron los dos hermanos teniendo en su pensamiento la maléfica estrategia que habían preparado para Benjamín.
Llegó el día y partieron los tres hermanos hacia el bosque, Benjamín iba muy contento porque era la primera vez que salía del castillo con sus hermanos.
Se adentraron en el bosque y se les hizo de noche y entonces Eduardo cogió a Benjamín que estaba medio dormido y lo puso en un tronco de un árbol grandísimo...dejemoslo ahí y las fieras del bosque se encargarán de el, dijo Felipe.
Y así lo hicieron, abandonaron a su pequeño hermano, se fueron antes de que amaneciera y se despertara Benjamín.
Cuando amaneció Benjamín se despertó, y al encontrarse solo empezó a llamar a sus hermano...¡¡Eduardo!! ¡¡Felipe!!, ¡¡donde estáis!!..¿que les habrá pasado?, pobrecitos, yo aquí durmiendo y ellos, a lo mejor, están perdidos o heridos por cuidar de mi.
Llorando y perdido pensaba...¿ahora que voy a hacer?, ¡estoy perdido!
Mientras tanto, sus malvados hermanos llegaban al castillo con su estrategia ya aprendida para convencer a sus padres los reyes.
Se presentaron ante ellos llorando, gimiendo y aparentando mucho dolor y pena por la desaparición de su hermano pequeño.
El rey y la reina no podían creer lo que estaba pasando, creían morir de dolor...¿que ha pasado?, sois unos irresponsable, pobre hijo, que mal lo estará pasando si todavía sigue vivo.
En el bosque Benjamín lloraba, y pensaba mas en sus hermanos que en el mismo.
Caminando sin saber que rumbo tomar, en medio del bosque vio una casita hecha con barro y ramas de árboles y pensó...estoy salvado, por lo menos podré meterme dentro y así no correré los peligros del bosque cuando se haga de noche.
Se acercó, empujó la puerta y se quedó asombrado pues dentro parecía como si viviera alguien allí, había comida, frutos del bosque y una cama.
Cansado y disgustado se echó en la cama y se quedó dormido.
Ya pasada la mañana y llegando la tarde, se acercaba a la cabaña un pequeño hombrecillo que vivía feliz porque, en medio de su soledad, allí no se reía nadie de el y podía subsistir con lo que le daba el bosque.
Entró y cuando vio al niño pensó...pobrecillo, que le habrá pasado, ¿se habrá perdido?, ¿que les habrá pasado a sus padres?
Entró, cerró la puerta y se sentó a esperar a que Benjamín se despertase.
Ya anocheciendo se despertó, y cuando vio al hombrecillo se asustó y le dijo...perdóname por haber entrado en tu casa pero estaba cansado y muy triste porque no se lo que les habrá pasado a mis hermanos.
El hombrecillo le respondió...no te preocupes, ahora come y bebe agua, luego ya pensaremos lo que hay que hacer.
Comió y bebió y luego el pequeño hombre le dijo...no te muevas de aquí, voy a ver que es lo que puede haber pasado, cuando yo venga ya tendremos solucionado todo este desafortunado incidente.
Y así lo hizo, caminó, llegó al castillo y se asombró al ver que en todas las esquinas y en la torre del castillo ondeaban unas banderas negras, se dirigió a unos habitantes de la localidad y les preguntó...por favor, ¿me podrían decir por que hay tantas banderas negras?
Estas gentes se les veía tristes y le respondieron...pues que los tres hijos del rey salieron al bosque y Benjamín, el mas pequeño, se ha perdido...los reyes están muy tristes porque era un jovencito muy cariñoso y bondadoso, todo lo contrario que sus dos malvados hermanos.
Entonces el hombrecillo supo lo que había pasado, no se podía creer como le habían hecho esto a su propio hermano.
Llegó a la cabaña y le contó a Benjamín lo que había pasado...¡mis hermanos!, ¡no se que hacer!, pobrecitos mis padres.
Le pidió a su salvador que por favor fuese con el al castillo y que le ayudara a averiguar si todo eso era verdad.
Encapuchados para que nadie reconociera a Benjamín, entraron por las murallas del castillo.
El destino a veces ayuda a resolver problemas, y en este caso ocurrió que vieron a sus dos hermanos hablando, sin pensar que alguien les podía estar escuchando.
Eduardo le decía a Felipe...creo que lo que hemos hecho no está bien...teníamos que haber dejado tranquilo a Benjamín...nuestro padres ya no son los mismos y tengo miedo de que con el disgusto les pase algo.
Lo hemos hecho muy mal, si pudiésemos volver atrás, las cosas no serian igual.
Llorando de alegría, Benjamín y su amigo se encaminaron al castillo para presentarse ante el rey.
Con la capucha tapándole el rostro se presentó delante de sus padres, y el rey le preguntó...dime ¿que quieres?
El niño le dijo que por favor llamara a Eduardo y a Felipe pues traía noticias de Benjamín.
El rey así lo hizo, contento y esperando buenas noticias de su pequeño.
Cuando estuvieron delante sus dos hermanos se quitó la capucha y se quedaron boquiabiertos...¡hijo mio, que alegría!, dijo el rey...Benjamín le abrazó y le dijo...padre, este hombrecillo me ha salvado la vida, quiero que se quede aquí en el castillo.
Respecto a mis hermanos, ellos no tienen la culpa de nada, fui yo el que cuando dormían me fui a buscar hierbas y me perdí...ellos me buscarían y sufrirían por mi porque yo se que ellos me quieren mucho.
Sus dos hermanos se pusieron a llorar viendo la bondad que tenía el pequeño, lo abrazaron y besaron y nunca mas se les pasaría por la cabeza volver a hacer daño a su hermano.
El hombrecillo no volvió a la cabaña del bosque, se quedó en el castillo y siempre fue su protector.
Los reyes volvieron a ser felices y los hermanos Eduardo y Felipe recibieron...una lección de amor.
Y como siempre, espero que os haya gustado y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
sábado, 4 de octubre de 2014
LA CIGÜEÑA DESPISTADA
LA CIGÜEÑA DESPISTADA
En los pueblos suelen haber campanarios en donde las cigüeñas hacen sus nidos, y esperan a que alguien les avise para que entreguen los bebés a los papás que los han encargado.Este cuento trata de una cigüeña que era muy despistada. no sabéis el lío que armó por no fijarse bien en su trabajo.
Cierto día nacieron de dos familias diferentes dos niños, uno de piel negra y el otro de piel blanca.
¿Pues sabéis lo que hizo?.....el negrito lo entregó a los papás blancos y el blanquito a los papás negros.
¡Que disgusto!...¡que alboroto!...no sabéis la que se lió..
cuando se enteró tuvo que deshacer el lío, y dar cada bebé a la familia a la que pertenecía.
Pero bueno, eso no fue casi nada para lo que hizo un tiempo después.
Había en el zoo una familia de chimpancés que habían encargado un bebé y se volvió a equivocar, en el mismo zoo
una pareja de osos también estaba esperando un bebé.
Que disgusto cuando la cigüeña se enteró de lo que había vuelto a hacer....¡los había vuelto a cambiar!
Con mucha precaución devolvió cada bebé a los papás que
correspondían.
La cigüeña lloraba y lloraba...¡ya no voy a poder felices a los papás de los bebés!...¡todo lo hago al revés!
No se que hacer, me marcharé del campanario y buscaré otro sitio para vivir...¡no se lo que me está pasando!
Una idea le pasó por la cabeza...voy a hablar con mi amiga la paloma a ver si ella me puede decir que es lo que me está pasando.
La buscó y cuando la encontró le dijo...¡Eh amiga paloma!, quiero preguntarte una cosa.
La cigüeña le contó las equivocaciones y los desastres que había causado y la paloma le contestó...mira, no te pasa nada, solo tienes que ir al oculista y que te ponga unas gafas, ya verás como todo se soluciona.
Y así lo hizo, fue ponerse gafas y le parecía increíble...
ahora si que veo...¿como no me había dado cuenta...gracias
amiga paloma, tu consejo es lo que yo necesitaba.
La cigüeña, contenta y feliz, volvió a ser la cigüeña de los bebés, con el problema solucionado se dio cuenta de que no era despistada sino que...¡ sin gafas no veía nada!
Bien, pues ya tenéis el cuento de esta semana, colorin colorado, este cuento se ha acabado.
sábado, 27 de septiembre de 2014
LAS HISTORIAS DEL ABUELO
LAS HISTORIAS DEL ABUELO
Hola pequeños, la mayoría de los niños tienes unos abuelitos que cuando se sientan con sus nietos, les cuentan cuentos o historias de su vida y la mayor parte de ellas son muy bonitas.Bueno, pues esta historia es la de un niño que se llamaba Noel, igual que su abuelito.
Un día, el pequeño Noel no podía ir al colegio porque estaba malito con fiebre, tenía mucha tos, y entonces su abuelito se quedó con el para cuidarlo y contarle una historia que le haría pasar el resfriado un poco mas agradablemente.
El abuelito comenzó diciendo....te voy a contar una historia
de algo que me pasó a mi cuando era joven y trabajaba en una empresa que hacía pozos para buscar agua, algo que en ese país escaseaba, y había que buscarla para poder cultivar la tierra y para el uso de las gentes que vivían en esa zona.
Un día, cuando estábamos excavando, nos dimos cuenta de que había entre la maleza como la entrada de una cueva, nadie la hubiese encontrado nunca de no ser porque casualmente empezamos allí la excavación.
Un poco asustados y pensando que es lo que encontraríamos dentro, encendimos unas lámparas y nos adentramos en la cueva a la aventura.
Empezamos a andar, la cueva era inmensa, y ¿sabéis lo que vimos?...cientos de mariposas de una especie no conocida que tenían luz propia, era precioso, no nos cansábamos de mirar...parecía que todas iban en una misma dirección, y nosotros las seguimos.
Si ver las mariposas era un sueño, prepárate para escuchar donde nos llevaron esas bellas criaturas....¡increíble!...
¡bellísimo!...no lo podía creer.
Era como un poblado con un pequeño lago subterráneo, habitado por unas criaturas minúsculas, alegres y sin ninguna maldad.
Estaba rodeado por una flores de unos colores tan fascinantes, que de tan bellas no podía dejar de mirarlas.
Los pequeños habitantes nos tocaban, se reían, y nos ofrecían unas frutas que jamás habíamos visto y que no sabíamos que existían.
Todo era como un sueño del que no queríamos despertar...
¡que cielo!, todo lleno de piedras luminosas que parecía que siempre era de día aun estando dentro de una gruta.
Cuando pudimos reaccionar pensamos...son felices, no conocen las penas y no les falta de nada, si nosotros decimos lo que hay aquí lo destruirán y dejarán de existir.
Entonces mis tres compañeros y yo decidimos irnos y guardar el secreto.
Uno de los habitantes de ese paraíso subterráneo comprendió que nos teníamos que ir y nos regaló una piedra
de color ámbar a cada uno.
Igual que entramos en la cueva salimos, no sin antes
cubrir la entrada con piedras y hierbas para que nadie pudiese adivinar que allí había la entrada a una gruta.
Una vez estuvimos fuera, nos prometimos no decir lo que
habíamos visto, teníamos que tratar de olvidarlo por el bien de esos pequeños seres y que pudiesen seguir viviendo felices en su mundo.
Ves Noel, en el mundo siempre hay cosas por descubrir.
El pequeño Noel le dijo a su abuelo...¿pero es verdad?...¿no es un cuento tuyo?...su abuelito se levantó, abrió una caja que tenía escondida dentro de un armario y que estaba cerrada con llave.
Mira pequeño, abre esta caja y verás.
¡Oh abuelo!...es la piedra de color ámbar...es verdad, pero yo haré lo mismo que tu hiciste, guardaré el secreto para esos pequeños seres sigan viviendo felices.
Si feliz era el niño escuchando contar historias a su abuelo, el abuelo aun lo era mas contándoselas a su nieto.
Pues se acabó, hasta la semana que viene, colorín colorado este cuento se ha acabado.
domingo, 21 de septiembre de 2014
SARA Y LA LAMPARA MAGICA
SARA Y LA LAMPARA MÁGICA
Hola pequeños, os voy a contar un cuento que os va a gustar mucho, es la historia de unos comerciantes que vivían en el desierto.Allí solo hay montañas de arena es muy seco, hay algunos sitios (pocos), donde hay agua y crecen palmeras, a estos sitios se les llama oasis.
Cuando las tribus cruzan el desierto paran en estos sitios para descansar, coger agua y poder seguir su camino.
Un día, caminaban por el desierto una familia compuesta por una niña con sus papas montados en camellos.
Estaban muy cansados y deseaban llegar a un oasis para poder dormir y beber toda el agua que sus cuerpos necesitaban.
Cuando estaban cerca preguntó la niña...papá, ¿ya llegamos?....si, le respondió, mira a lo lejos....si, si ya lo veo, ¡por fin!
Una vez allí, cuando Sara, que así se llamaba la niña, buscaba una sombra para descansar, vio en el suelo algo dorado, escarbo en la arena y ¡sorpresa!...se encontró una lámpara.
¡Papá, mamá!, mirad lo que he encontrado, ¿es mágica...es
solo una lámpara, le respondió su mamá...bueno, pues yo la voy a acariciar a ver que pasa.
Empezó a acariciarla y de pronto empezó a salir humo, y entre el humo se vio la figura de una genio que le dijo...
hola Sara, soy el genio del desierto, pídeme tres deseos y yo haré que se cumplan, si estos deseos son buenos, después yo seré libre.
No sabían que pedir pero Sara, impaciente, enseguida contestó sin pensarlo...quiero comida y fruta para mis padres y para mi.
No había terminado de pedirlo cuando ya lo tenia delante de sus ojos...¡oh, cuanta comida!....papá, mamá vamos a comer.
Sara, piensa en lo que vas a pedir, le dijeron sus papás, hay cosas mas importantes.
Cuando ya hubieron comido Sara le dijo al genio...ahora quiero una tienda con buenas camas, para poder dormir toda la noche sin pasar el frío del desierto.
Dicho y hecho...una magnífica tienda con una confortables camas.
Pero Sara, le volvieron a decir sus papás, cuidado te queda solo un deseo...si, ya lo se papá, dijo Sara.
Mi tercer deseo es que nunca mas tengamos que cruzar el desierto, por eso te pido que encontremos en la ciudad una casa para vivir, y no llevar esta vida tan dura por el trabajo de mi papá.
A la mañana siguiente salieron del oasis y se encaminaron a su destino.
Entraron en la ciudad y, sin saber como, sus camellos se dirigían sin parar a donde el genio les llevaba, llegaron a la puerta de una casa muy grande y pararon.
Entonces el genio salio y le dijo a Sara...aquí viviréis y no tendréis que trabajar cruzando el desierto...tendréis un medio de vida que os hará vivir felices y tranquilos.
El genio desapareció, como los deseos de Sara eran buenos y sin avarícia quedó libre, no tuvo que volver a meterse en la lámpara.
Entraron en la casa y fijaos, ¿sabeis lo que había dentro?...
un patio con mas de cien palmeras cargadas de racimos de dátiles.
Ya imagináis de que iban a vivir ¿verdad?...vendiendo los dátiles de las palmeras...y por mas que cogían, siempre habían mas.
¿Os ha gustado?, pues colorin colorado, este cuento se ha acabado.
sábado, 13 de septiembre de 2014
EL TESORO DEL PANTANO
EL TESORO DEL PANTANO
Había una vez una família que vivía en una ciudad grande, eran el padre, la madre y dos hijos que se llamaban Tato y Pablo.Esta família tuvo que dejar la ciudad porque al papá de estos niños, le ofrecieron ir a trabajar a un pueblo entre montañas para construir la presa de un pantano para controlar el agua de los ríos que, en época de lluvia y nieve, se desbordaban y causaban muchas perdidas.
La vida allí era muy diferente a la que tenían en la ciudad, no tenían mas remedio que acoplarse y hacer lo posible por estar bien.
Como todos los niños, Tato y Pablo viendo que en la casa no había nada especial, se fueron a jugar a un cobertizo que había al lado de la casa.
Abrieron la puerta y estaba todo sucio de polvo, con muchos trastos, entraron y vieron que en una de las vigas había como un escondite y dentro encontraron una llave.
Tato le dijo a Pablo...¡oh, que llave mas vieja, de donde será!...a lo que respondió Pablo....vamos, a ver si encontramos de donde es, ¿será la llave de un tesoro?
Empezaron a removerlo todo, y registrando debajo de unas mantas viejas vieron un baúl mas viejo todavía, pero estaba abierto con lo cual la llave no era de esa cerradura.
Pero la sorpresa fue que dentro del baúl había una caja antigua, y puede que hubiesen acertado porque estaba cerrado, metieron la llave y si...habían acertado...¡la caja se abrió!
Dentro de la caja no vieron nada especial y Tato dijo...si la
llave estaba escondida, aquí tiene que haber algo que merezca la pena.
Estaba llena de papeles, había un sobre que cuando lo abrieron, vieron que dentro había un mapa que señalaba con una cruz un punto que había cerca del pantano.
Corrieron y fueron a contárselo a su papá, querían que los llevara al sitio que indicaba el mapa.
Cogieron unas palas y unas linternas y su padre les dijo...no
ilusionaros con encontrar algo porque de todo esto hace muchos años, y seguro que no encontraremos nada.
Se pusieron en camino y cuando llegaron se quedaron muy desilusionados, vieron que el punto que señalaba el mapa estaba dentro del pantano.
¿Veis?, les dijo el papá, no se puede encontrar nada porque meterse dentro del pantano es muy peligroso.
Que desilusionados se quedaron, y que tristes...no ha servido para nada, no podemos hacer nada.
Volvieron hacia la casa pensando que es lo que habría en la cruz señalada.
Por la mañana, el papá de los niños se fue a trabajar y se reunió con seis hombres que, como el, trabajaban en la construcción de la presa.
Durante la comida el papá comentó a sus compañeros lo que había pasado con sus hijos y dijeron...podríamos intentarlo, somos muchos y lo podríamos conseguir.
Solo os pido una cosa, dijo el papá de los niños, no les digáis nada a mis hijos porque si no lo consiguiésemos se volverían a poner muy tristes.
Así lo acordaron y, cuando terminaron de trabajar, antes de volver a casa hicieron un intento...se subieron a una barca y se acercaron al punto que estaba señalado en el mapa.
Se tiraron al agua dos hombres, uno de ellos era el padre de los niños, los demás se quedaron arriba esperando por si necesitaban ayuda.
Al poco tiempo salieron del agua, cogieron aire y lo volvieron a intentar, esta vez tardaron un poco mas y los hombres que quedaron en la barca ya se iban a tirar en su ayuda pero no hizo falta, salieron del agua y exclamaron...
¡hay como una pequeña cueva!, no sabemos si podremos respirar dentro o si estará llena de agua.
Como ya se hacía de noche, acordaron intentarlo de nuevo al día siguiente, antes de ir al trabajo.
Cansado llegó a su casa y dijo a sus hijos...vamos a cenar y a dormir que mañana me espera un día de mucho trabajo.
Cuando se hizo de día los niños todavía dormían, salió despacio y se encaminó a donde había quedado en encontrarse con sus compañeros.
Esta vez bajaron tres hombres, cuando llegaron a la cueva, para su sorpresa, vieron que se podía respirar porque no estaba cubierta de agua.
Entraron y quedaron con la boca abierta...había un gran tesoro...muchas monedas de oro.
Imaginaos lo contentos que salieron, se les había acabado la pobreza.
Antes de ir a celebrarlo decidieron ir todos a la casa donde todavía dormían Tato y Pablo, al oír los gritos de alegría se despertaron...¿que pasa?...¿que ocurre?...mirad, dijo su padre sacando un puñado de monedas de oro.
¿Papá, habéis bajado?...¿había un tesoro?...si hijos, un tesoro que hará que todas las familias que hemos venido a trabajar podamos construir nuestras casas, y viviremos aquí donde la suerte nos ha hecho este regalo.
Todo os lo debemos a vosotros, por haber encontrado la llave...espero que no perdáis nunca esas ganas de jugar y esa curiosidad que tan felices nos ha hecho a todos.
Poco a poco fue llegando mas gente para trabajar en la presa...hubo dinero para ayudar a todos a construir su casa, y poco a poco aquel lugar se convirtió en un pueblo.
Si, un pueblo lleno de felicidad y alegría y todo por...la curiosidad y las ganas de jugar de dos niños.
Espero que os haya gustado y colorin colorado, este cuento se ha acabado.
sábado, 6 de septiembre de 2014
VISITANTES VERDES
VISITANTES VERDES
Todos los niños que tienen a su papa y a su mamá, y pueden ir a un buen colegio, no saben la suerte que tienen, son privilegiados porque hay muchísimos niños que no lo pueden disfrutar, que no saben lo que es y, por supuesto, no saben lo que se puede sentir al tenerlo.
En este cuento, os voy a contar la historia de un niño que se llamaba Neizan, que vivía con su papá pero no tenía mamá.
El papá de Neizan, para que fuera feliz, le hacía creer que tenía un buen trabajo y que tenía una buena vida, pero la realidad era todo lo contrario.
Por las mañanas, cuando lo dejaba en el colegio le decía a su hijo..bueno, me voy a trabajar que llego tarde.
Uno de esos días Neizan dijo ... papá, necesito unas zapatillas para correr, me han elegido para hacer unas pruebas de atletismo en el colegio.
El pobre hombre le contestó..no te preocupes, las tendrás.
Preocupado por conseguir las zapatillas, llegó a su casa, se cambio de ropa y se fue a ver si tenía suerte y podía encontrar unas zapatillas para su hijo, se puso a buscar en todos los contenedores de basura y en el basurero gigante que había en las afueras de la ciudad.
Buscando y buscando, y no encontraba lo que quería, mirando y escarbando encontró una esfera de acero y pensó...¿que será esto?
Se puso a limpiarla, buscó si tenía alguna señal para poderla abrir pero, para su sorpresa, de pronto se abrió, salió un rayo de luz acompañado de unos seres pequeñitos verdes con unas antenas.
Sorprendido y un poco asustado dijo...¿esto que es?... ¿quienes sois?
Al principio los pequeños seres no lo entendían, pero tenían una inteligencia muy grande, solo con oírle hablar aprendieron, y enseguida le contestaron.
Somos de otra galaxia, y nos llamamos Lex y Pink, hemos tenido un accidente y hemos venido a caer aquí, tenemos que comunicarnos con los nuestros para poder regresar a nuestra casa.
Estamos en peligro porque aquí, en la Tierra, se nos acaba la energía y podríamos morir.
¿Y tu que haces aquí?, preguntaron Lex y Pink... el pobre hombre, aturdido y asombrado de lo que estaba pasando contestó....pues mirad, yo estoy engañando a mi hijo, el cree que tengo trabajo, que la vida me sonríe, pero todo es mentira.
Todos los días, cuando dejo a mi hijo en el colegio, voy a casa, me cambio de ropa y me pongo a buscar chatarra en los basureros, con esto voy sacando, con mucho esfuerzo, lo necesario para vivir.
Hoy mi hijo me ha pedido unas zapatillas para correr y no se como se las voy a poder conseguir.
Al oír esto los pequeños seres verdes le dijeron...tenemos poca energía pero, para hacerte feliz, vamos a ayudarte...
mira, trae aquellos zapatos viejos que hay allí...el papá de Neizan los cogió y se los llevó, entonces Lex y Pink encendieron sus antenas y..... los zapatos viejos se convirtieron en las mejores y mas bonitas zapatillas que habían en la Tierra.
Loco de alegría les dio las gracias y les dijo...ahora os tengo que ayudar yo a vosotros, venid a mi casa a ver que podemos hacer para cargaron de energía y podáis volver a vuestro mundo.
Cogió la bola con Lex y Pink dentro, se la metió en la mochila y se dirigió a casa, una vez allí sacó la bola y salieron con las antenas muy muy débiles, el padre de Neizan les dijo...¿que podemos hacer?...yo no se lo que hace falta para que os pongáis bien.
Los pequeños seres verdes contestaron...si no llueve y no hay relámpagos, no podemos hacer nada, solo con la energía de un rayo podríamos cargarnos y comunicarnos con los nuestros para poder volver a casa.
Meteros en la bola que mi hijo está a punto de llegar y le voy a dar las zapatillas.
Justo al momento llegó Neizan del colegio, vio el paquete que había encima de la mesa que ponía "para Neizan", lo abrió, vio las zapatillas y exclamó...¡guau, que zapatillas mas chulas!...¡gracias papá!
Bien, dijo su padre, ahora lávate que vamos a cenar, luego haces los deberes y a dormir...vale papá, contesto Neizan, y así lo hizo.
Ya acostado en la cama oyó un ruido y una luz y pensó...mi papá no es porque le oigo roncar, ¿quién será?...despacito se levantó, retiró la cortina y vio la bola que brillaba con una luz apagada...¿que es esto?, seguro que es una sorpresa de mi papá pero..¿que es?
Cogió la bola, la frotó y le pasó lo mismo que a su padre, se abrió la bola y salieron de ella los pequeños seres verdes, Neizan se asustó y salió corriendo.
Su padre se despertó y le dijo...no te preocupes, son buenos y generosos...le explicó el problema que tenían para volver a casa y Neizan dio con la solución.
Papá, si cojemos dos cables de electricidad con mucha potencia y los juntamos se producirá mucha energía y se podrán cargar, aunque....dejaremos a todos el barrio a oscuras.
Bueno, pero eso después se podrá arreglar, lo importante es que ellos puedan regresar.
Y así lo hicieron, hubo un chispazo que prácticamente se hizo de día, la bola cogió energía y brillaba tanto que deslumbraba.
Lex y Pink tenían las antenas resplandecientes, y se conectaron con los suyos para volver a casa, no sin antes
dar las gracias a sus salvadores.
Cuando se despidieron le dijeron al papá de Neizan que pronto encontraría trabajo.
Desaparecieron rápidamente y casi igual de rápido llamaron a la puerta....buenas noches, ¿vive aquí un electricista?, a lo que Neizan dijo...si es mi papá.
Le buscaban para reparar los daños de algunas cosas que se habían estropeado con el apagón, y viendo que era un buen electricista, nunca mas le faltó trabajo.
Muchas veces pasa, gente a la que no conoces de nada, que parecen incluso de otro mundo, al final son los que te echan una mano y te pueden ayudar a cambiar la vida.
Pues bien, como siempre, colorin colorado, este cuento se ha acabado.
Todos los niños que tienen a su papa y a su mamá, y pueden ir a un buen colegio, no saben la suerte que tienen, son privilegiados porque hay muchísimos niños que no lo pueden disfrutar, que no saben lo que es y, por supuesto, no saben lo que se puede sentir al tenerlo.
En este cuento, os voy a contar la historia de un niño que se llamaba Neizan, que vivía con su papá pero no tenía mamá.
El papá de Neizan, para que fuera feliz, le hacía creer que tenía un buen trabajo y que tenía una buena vida, pero la realidad era todo lo contrario.
Por las mañanas, cuando lo dejaba en el colegio le decía a su hijo..bueno, me voy a trabajar que llego tarde.
Uno de esos días Neizan dijo ... papá, necesito unas zapatillas para correr, me han elegido para hacer unas pruebas de atletismo en el colegio.
El pobre hombre le contestó..no te preocupes, las tendrás.
Preocupado por conseguir las zapatillas, llegó a su casa, se cambio de ropa y se fue a ver si tenía suerte y podía encontrar unas zapatillas para su hijo, se puso a buscar en todos los contenedores de basura y en el basurero gigante que había en las afueras de la ciudad.
Buscando y buscando, y no encontraba lo que quería, mirando y escarbando encontró una esfera de acero y pensó...¿que será esto?
Se puso a limpiarla, buscó si tenía alguna señal para poderla abrir pero, para su sorpresa, de pronto se abrió, salió un rayo de luz acompañado de unos seres pequeñitos verdes con unas antenas.
Sorprendido y un poco asustado dijo...¿esto que es?... ¿quienes sois?
Al principio los pequeños seres no lo entendían, pero tenían una inteligencia muy grande, solo con oírle hablar aprendieron, y enseguida le contestaron.
Somos de otra galaxia, y nos llamamos Lex y Pink, hemos tenido un accidente y hemos venido a caer aquí, tenemos que comunicarnos con los nuestros para poder regresar a nuestra casa.
Estamos en peligro porque aquí, en la Tierra, se nos acaba la energía y podríamos morir.
¿Y tu que haces aquí?, preguntaron Lex y Pink... el pobre hombre, aturdido y asombrado de lo que estaba pasando contestó....pues mirad, yo estoy engañando a mi hijo, el cree que tengo trabajo, que la vida me sonríe, pero todo es mentira.
Todos los días, cuando dejo a mi hijo en el colegio, voy a casa, me cambio de ropa y me pongo a buscar chatarra en los basureros, con esto voy sacando, con mucho esfuerzo, lo necesario para vivir.
Hoy mi hijo me ha pedido unas zapatillas para correr y no se como se las voy a poder conseguir.
Al oír esto los pequeños seres verdes le dijeron...tenemos poca energía pero, para hacerte feliz, vamos a ayudarte...
mira, trae aquellos zapatos viejos que hay allí...el papá de Neizan los cogió y se los llevó, entonces Lex y Pink encendieron sus antenas y..... los zapatos viejos se convirtieron en las mejores y mas bonitas zapatillas que habían en la Tierra.
Loco de alegría les dio las gracias y les dijo...ahora os tengo que ayudar yo a vosotros, venid a mi casa a ver que podemos hacer para cargaron de energía y podáis volver a vuestro mundo.
Cogió la bola con Lex y Pink dentro, se la metió en la mochila y se dirigió a casa, una vez allí sacó la bola y salieron con las antenas muy muy débiles, el padre de Neizan les dijo...¿que podemos hacer?...yo no se lo que hace falta para que os pongáis bien.
Los pequeños seres verdes contestaron...si no llueve y no hay relámpagos, no podemos hacer nada, solo con la energía de un rayo podríamos cargarnos y comunicarnos con los nuestros para poder volver a casa.
Meteros en la bola que mi hijo está a punto de llegar y le voy a dar las zapatillas.
Justo al momento llegó Neizan del colegio, vio el paquete que había encima de la mesa que ponía "para Neizan", lo abrió, vio las zapatillas y exclamó...¡guau, que zapatillas mas chulas!...¡gracias papá!
Bien, dijo su padre, ahora lávate que vamos a cenar, luego haces los deberes y a dormir...vale papá, contesto Neizan, y así lo hizo.
Ya acostado en la cama oyó un ruido y una luz y pensó...mi papá no es porque le oigo roncar, ¿quién será?...despacito se levantó, retiró la cortina y vio la bola que brillaba con una luz apagada...¿que es esto?, seguro que es una sorpresa de mi papá pero..¿que es?
Cogió la bola, la frotó y le pasó lo mismo que a su padre, se abrió la bola y salieron de ella los pequeños seres verdes, Neizan se asustó y salió corriendo.
Su padre se despertó y le dijo...no te preocupes, son buenos y generosos...le explicó el problema que tenían para volver a casa y Neizan dio con la solución.
Papá, si cojemos dos cables de electricidad con mucha potencia y los juntamos se producirá mucha energía y se podrán cargar, aunque....dejaremos a todos el barrio a oscuras.
Bueno, pero eso después se podrá arreglar, lo importante es que ellos puedan regresar.
Y así lo hicieron, hubo un chispazo que prácticamente se hizo de día, la bola cogió energía y brillaba tanto que deslumbraba.
Lex y Pink tenían las antenas resplandecientes, y se conectaron con los suyos para volver a casa, no sin antes
dar las gracias a sus salvadores.
Cuando se despidieron le dijeron al papá de Neizan que pronto encontraría trabajo.
Desaparecieron rápidamente y casi igual de rápido llamaron a la puerta....buenas noches, ¿vive aquí un electricista?, a lo que Neizan dijo...si es mi papá.
Le buscaban para reparar los daños de algunas cosas que se habían estropeado con el apagón, y viendo que era un buen electricista, nunca mas le faltó trabajo.
Muchas veces pasa, gente a la que no conoces de nada, que parecen incluso de otro mundo, al final son los que te echan una mano y te pueden ayudar a cambiar la vida.
Pues bien, como siempre, colorin colorado, este cuento se ha acabado.
sábado, 30 de agosto de 2014
SOL, LUNA, NIEVES
SOL, LUNA, NIEVES
Erase una vez una casa de piedra con su chimenea echando humo, en ella vivía un matrimonio muy feliz, para ellos la mayor ilusión del mundo era que iban a ser papás.La casa estaba en un bosque cerca de una aldea, era un bosque precioso, con árboles llenos de flores.
En la oscuridad de la noche, era la luna la que alumbraba, sobre todo cuando había luna llena, y se oía como cantaban los búhos.
Bueno, pues llegó el día, la mujer de este matrimonio se puso muy contenta porque su bebé iba a nacer.
Pasaron una horas y ...¡que alegría!... llegó al mundo una niña preciosa.
Pero que sorpresa no se llevarían cuando se dieron cuenta de que iba a nacer otra...si la primera era bonita, la segunda tenía una piel blanca y fina, todo lo contrario de la primera, que era de piel mas morenita.
Que alegría, dos niñas sanas y preciosas, pero...¡hay Dios mio!...¡que va a nacer una tercera!
Y vino al mundo otra niña, esta era rubia con la piel sonrosada.
¡Tres!, tres niñas...¡que regalo nos ha hecho Dios!...¡que preciosas!...¡y son nuestras hijas!
El matrimonio, muy feliz, empezaron a pensar en el nombre que les iban a poner, y el padre dijo...a ver que te parece,
la rubia con la piel sonrosada se llamará Sol,...la morenita con la piel como el terciopelo Luna,...y a la blanca de piel con los ojos azules le llamaremos Nieves.
Sol...Luna...Nieves...fueron los tres nombres de sus tres hijas.
Fueron pasando los años y esos tres bebés se convirtieron en tres jovencitas encantadoras.
Cierto día, estaban en la puerta de su casa sentadas desgranando maíz, llego una anciana y les dijo...mirad que espejos tengo, los vendo baratos, ¿os gustan?
A lo que las jovencitas respondieron...son muy bonitos pero no podemos comprar tres espejos, pero uno si podríamos comprar.
Entonces la anciana respondió...os voy a decir una cosa a ver que os parece...yo voy de paso pero cuando vuelva, si entre las tres me habéis bordado una toca con el Sol, la Luna y las Nieves...os regalaré un espejo a cada una.
Las tres jovencitas respondieron las tres a la vez, muy contentas, que estaban encantadas pero a lo mejor los espejos valían mas que el trabajo que les había encargado, y no querían que la anciana perdiera en el cambio.
La anciana se alegró con la respuesta u les dijo...sois buenas y por eso solo quiero lo me deis a cambio lo que os he pedido.
La anciana siguió su camino y las tres hermanas, todas las horas que podían, se dedicaron a sentarse a bordar la toca que les había encargado la anciana.
Tardaron dos meses en bordar la Luna, el Sol y la Nieve, quedó una toca preciosa, y que casualidad, el mismo día que terminaron el trabajo, pasó la anciana de los espejos.
Hola jovencitas ¿que tal estáis?, preguntó la anciana, y las jovencitas respondieron...muy bien, precisamente ahora hemos terminado de bordar la toca, esperad y veréis que bonita ha quedado.
Le enseñaron la toca, la anciana quedó prendada y exclamó ¡estoy muy contenta y muy agradecida!, tomad los espejos.
Otra cosa os tengo que decir...cuando necesitéis algo en la vida que sea importante, pedírselo a vuestro espejo...a cada una de vosotras le será concedido un deseo.
La anciana se marchó muy contenta, sabía que había hecho una buena acción.
Las jovencitas al quedarse solas pensaron que era un buen momento para pedir los deseos, y cada una de ellas pidió una cosa:
Sol pidió... que la cosecha de su padre fuese buena.
Luna pidió... que sus hermanas encontraran la felicidad.
Nieves pidió... que el invierno no fuese tan duro y tener siempre leña para la chimenea.
¿Que os parece?, las tres eran buenas, generosas y nada egoístas.
Pues bien, como sabéis toda acción buena tiene su recompensa, al poco tiempo pasaron por allí unos leñadores y las tres encontraron el amor, formaron una familia y fueron muy felices.
Toda su vida la pasaron en compañía de sus padres y sus esposos, y nunca les faltó de nada gracias a los deseos que les habían sido concedidos por los espejos de la anciana.
De vez en cuando se acordaban de la señora de los espejos, sin saber que ella siempre estuvo muy cerca de ellas porque en realidad, esa anciana era...¡el hada de los deseos cumplidos!
Sol, Luna y Nieves se lo merecieron porque eran personas que siempre pensaban en el bien de los demás, y a esas personas, tarde o temprano, siempre les llega su recompensa.
Colorin, colorado, este cuento se ha acabado.
sábado, 23 de agosto de 2014
LOS DUENDES Y EL RELOJ
LOS DUENDES Y EL RELOJ
A las afueras de una gran ciudad, había una casa muy grande rodeada de un jardín que estaba muy descuidado
por no haberlo cuidado en mucho tiempo.
La gran casa estaba muy abandonada y en su interior vivían unos duendecillos dentro de un reloj.
Nadie mejor que ellos sabía lo que en esa casa había pasado
a través del tiempo y vivían muy tranquilos, pero pronto dejarían de estarlo porque en poco tiempo volvería a ser habitada.
Ese día llegó, en la casa iban a vivir una madrastra con la hija del que había sido su esposo, Laya, que así se llamaba la joven, había heredado la casa cuando murió su mamá.
La madrastra era muy mala y y trataba a la joven como si en vez de ser la dueña, fuese la criada.
Desde que amanecía, hasta que se hacía de noche, no paraba de trabajar, limpiaba, cocinaba...y Laya nunca se quejaba porque le tenía mucho miedo.
Cierto día, cuando se levanto muy temprano, la madrastra le dijo...tengo que salir, y no vendré hasta última hora de la tarde, ¡lo quiero todo limpio!, ¡el jardín también!
Laya, desanimada, se sentó a llorar y se acordaba de su mamá...no puedo más, no voy a poder limpiar también el jardín.
Todo lo que estaba pasando lo veían los duendes que vivían dentro del reloj.
Con la cabeza baja y llorando, se dio cuenta de que alguien la observaba y miro a su alrededor...pero ¿quienes sois?, preguntó Laya...somos unos duendes que vivimos desde todos los tiempos en esta casa, conocimos a toda tu familia, tu mamá era una buena mujer y no vamos a consentir que te trate así esa malvada bruja, ve acuestate y descansa, nosotros te vamos a ayudar ¡ya verás!
Laya se acostó, y como estaba tan cansada se quedo dormida enseguida.
Al cabo de unas horas despertó y no se lo podía creer....
la casa estaba perfecta, y el jardín era un paraíso...pero ¿como voy a decir que yo sola he hecho todo esto, esto es imposible, me da miedo.
Los duendecillos le dijeron...no te preocupes, esto y otras cosas mas van a hacer que esta despiadada madrastra se asuste y se vaya.
Pues bien, así fue, cuando llegó la madrastra no se lo podía creer y pensó...no es posible, ¿que ha pasado aquí?...entró en la casa y todo estaba limpio y ordenado.
Se dirigió a donde estaba Laya y le dijo...¿que ha pasado?...
casa y jardín están perfectos....¿que me estás ocultando?
Laya respondió...no tengo ninguna explicación, no se lo que ha pasado...creo que en esta casa hay algo, que no se que es, pero seguro que hay algo o alguien.
No digas tonterías, respondió la madrastra, aquí no hay nadie.
Llegó la noche y se fueron a dormir.
No habían pasado ni media hora, cuando la mala madrastra empezaba a quedarse dormida, y de repente el reloj empezó a tocar las campanadas.
Se levantó malhumorada, se dirigió al reloj y de pronto se paró.
Bueno, se ha parado, menos mal me voy otra vez a la cama.
Cuando entró en la habitación se quedó sorprendida, toda la ropa de la cama estaba en el suelo...¡oh, esto no me gusta nada!
Corriendo se fue a la habitación de Laya, pensaba que todo esto lo había hecho ella para asustarla, y grito...¿que has hecho?....Laya estaba totalmente dormida y le contestó...
yo no he hecho nada, estaba durmiendo.
No había terminado de hablar cuando el reloj empezó otra vez a dar las campanadas....ve usted como yo no he sido...
ya le he dicho que aquí pasa algo...esta casa era de mi madre y de mi familia y yo no la conozco, pero algo raro si que pasa.
La madrastra respondió...no digas tonterías...me voy a dormir.
Laya sonrió porque sabía que el plan de los duendecillos estaba dando resultado.
Durante los siguientes días continuaron pasando cosas raras, y la mala madrastra empezaba a tener miedo.
La última cosa fue cuando se sentó en la mesa a comer y le dijo a Laya...¡traeme la comida ya!...corriendo le puso el plato con la sopa y le llevó un vaso de agua...cuando intentó meter la cuchara en la sopa el plato estaba vacío, y el vaso que estaba lleno de agua..¡no tenía ni una gota!
Se levantó gritando...¡no me quedo en esta casa ni un minuto más!, ¡nos vamos!
Laya le respondió...yo no me voy, me quedo.
La madrastra le contestó...como vas a vivir aquí sola si no tienes dinero y yo no te voy a dar nada.
Dijo Laya...ya me las arreglaré pero...yo me quedo aquí en mi casa.
Bien, le dijo la madrastra, allá tu pero luego no me vengas a buscar...preparame las maletas...¡deprisa!
Y así lo hizo, salió corriendo y le dijo que nunca volvería a esa casa que estaba embrujada.
Laya no se lo podía creer, se había quedado a vivir en la casa sola...bueno...con los duendecillos.
Pero esperad, aquí no acaba la historia...los duendes tenían escondido un tesoro detrás del reloj...montones de monedas de oro.
Laya se convirtió en lo que su mamá siempre había querido, una joven feliz a la que nunca le faltó de nada, parte de su dinero lo dedicaba a ayudar a los que mas lo necesitaban.
Con el tiempo conoció a un buen hombre con el que se casó y con el que tuvo varios hijos, fue muy feliz y....siempre vivió en la casa de los duendes del reloj.
Y como siempre os digo, colorin colorado, este cuento se ha acabado.
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